Edurne cogió el bolso y se dirigió hacia la entrada. Llevaba una falda vaquera que dejaba ver sus largas piernas, una camiseta roja, y su larga melena rubia suelta.
- Mamá me voy.
- ¿A dónde?
- He quedado con Leire. Voy a pasar la tarde en su casa.
- Vale, pero no vuelvas muy tarde.
- Vale. - Le respondió Edurne.
Edurne se fue a casa de Leire, su novia. Tocó el timbre y ésta le abrió la puerta.
- Hola cariño - le dijo Leire besándola.
- Hola. ¿Qué tal?
- Bien, ¿y tu?
- Bien, con exámenes- le respondió Edurne.
- ¿Y cómo los llevas?
- Regular, ¿tu cuándo los tienes?
- Después de vacaciones.
Edurne estaba estudiando enfermería y Leire, derecho.
-Cuando acabemos nos vamos a ir tu y yo una semana por ahí, -le propuso Leire, -¿te apetece?
- Vale.
Leire se acercó a Edurne y la besó. Se sentó encima de ella y Edurne la abrazó. Edurne empezó a besarla y a acariciarle el muslo.
- Tengo muchas ganas de estar contigo.
Leire le acarició la mejilla y la besó.
- ¿Sabes cuánto van a tardar tus padres? - Le preguntó Edurne.
- Aún les queda un rato. - Contestó Leire besándola.
Edurne bajó la persiana y se quitó la camiseta. Leire cerró la puerta y se quitó la suya. Estuvieron besándose y acariciándose un rato. Leire se tumbó en la cama y Edurne se sentó encima besándola. Leire acarició la espalda y el pelo. Le tocó el culo y los muslos mientras se besaban. Después de un buen rato, Edurne se fue.
- Me voy mi amor - se despidió. -Mañana nos vemos.
- Vale. - Le dijo Leire y la besó.
Edurne recogió sus cosas y Leire le acompañó a la puerta. Se besaron y se fue. Era tarde y de noche. No había nadie por la calle. Echó a andar y poco después se dio cuenta de que un hombre la seguía.
- ¿Dónde vas guapa? -Le preguntó aquel hombre.
Decidió ignorarlo.
-Te haces la dura ¿eh, bonita? - Le dijo riéndose. - ¿Por qué no te paras un ratito a hablar conmigo, preciosa?
Edurne empezó a andar más rápido.
- Pero no corras guapa. - Le pidió. - Si yo sólo quiero que juguemos un ratito.
Edurne no le hizo caso. El se acercó a ella y la cogió del brazo.
- Suélteme. - Le ordenó ella.
- ¿Cómo te voy a soltar, bonita? - Le dijo cogiéndola por la cadera.
Edurne intentó quitarse sus manos de encima, pero él empezó a reírse y a tocarla.
- Apártese.
El hombre empezó a desnudarla mientras ella intentaba que no lo hiciera.
- Déjeme.
El no le hizo caso y la violó.
- ¡Déjeme! ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor!
Aquel hombre se fue unas horas después, dejándola allí, sola y desnuda. Edurne consiguió alcanzar su teléfono y llamó a su madre.
- Mamá - alcanzó a decir.
- Edurne, ¿dónde estás?
- Mamá.
- ¿Estás bien? - Le preguntó preocupada.
- No.
- Edurne ¿dónde estás? - Le preguntó aún más preocupada.
Edurne miró a su alrededor.
- Hay... Edificios altos... Un bar... Estoy... En un callejón.
- ¿Estás cerca de la casa de Leire?
Volvió a mirar a su alrededor.
- Edurne. - La llamó su madre.
- Un... poco.
- Voy a buscarte.
Su madre fue con el coche a buscarla, muy preocupada. Estuvo buscándola un par de horas. Su marido la llamó.
-¿Dónde estáis? - Le preguntó refiriéndose a Edurne y a ella.
- Edurne me ha llamado para que vaya a recogerla a casa de Leire.
-¿A estas horas?- Le preguntó extrañado.
- Sí, no parecía estar muy bien.
- Te acompaño.
Ella pasó a por él con el coche y se fueron a casa de Leire. La encontraron a mitad de camino tirada en la acera.
- Mira, ahí está. - Dijo su madre.
Se acercó a ella y vieron que estaba desnuda.
- Edurne - le dijo su madre abrazándola.
- Mamá. - Alcanzó a decir.
- ¿Qué te han hecho, hija? - Le preguntó su padre.
La llevaron al hospital. Entró por urgencias, le curraron las heridas que se había hecho forcejeando y le hicieron un reconocimiento médico. Le pusieron un suero y la subieron a la habitación.
- Mamá.
- Estoy aquí, dime.
- No te vayas.
- No, tranquila.
Esa noche la pasó en el hospital.
Edurne estuvo dos meses con náuseas y sin que le bajara la regla. Decidió volver al hospital.
- ¿Cómo estás? - Le preguntó la médica, que sabía lo que le había pasado.
- Mejor, pero tengo náuseas.
- Vamos a hacerte unas pruebas.
- ¿Qué tipo de pruebas? - Preguntó su padre.
- Queremos saber a qué se deben esas náuseas, si esto le puede causar algún problema psicológico, si le ha transmitido alguna enfermedad,...
Su padre asintió con la cabeza. Edurne se sometió a las pruebas unos días más tarde.
Dos semanas después fue con sus padres al hospital a recoger los resultados. La médica entró con los informes en la mano.
- A ver Edurne tengo una noticia buena y otra... que... bueno, en tu caso supongo que no será buena.
Edurne y sus padres se alarmaron.
- La buena es que no te ha transmitido ninguna enfermedad,... La mala es... que estás embarazada.
Se le vino el mundo abajo. "Embarazada" , esa palabra le retumbó en su cabeza. "Embarazada", "un bebé", con sólo diecinueve años.
-¿Qué quieres hacer? - Le preguntó la médica.
Esas palabras la trajeron de vuelta a la realidad.
-No lo sé. -Respondió Edurne.- ¿Tengo que decidirlo ya?
-No. Tienes hasta los tres meses para decidirlo. - Le dijo la médica. - Piénsatelo con calma, es una decisión muy importante.
Edurne asintió con la cabeza, y se fueron a casa.
Leire fue a verla esa tarde.
-¿Cómo estás? - Le preguntó abrazándola.
- Bien - le respondió. - Me han dado el resultado de las pruebas.
-¿Y qué tal?
A Edurne le cambió la cara, estaba muy seria.
-Estoy embarazada.
Leire se quedó muda.
- Y no sé qué hacer. - Añadió Edurne.
- Hagas lo que hagas sabes que te voy a apoyar.
- Gracias.
-¿Qué te han dicho tus padres?
- Nada. La médica me ha dicho que tengo tres meses para pensarlo.- Se hizo el silencio. -¿Tu qué harías?
- No lo sé.- Le respondió. -¿Sabes que un bebé te va a cambiar la vida, no?
- Sí.- Le respondió.- Soy consciente de ello. He pensado en... En todo, si podré seguir estudiando, si podré mantenerlo,... Sería más fácil no tenerlo y seguir con mi vida normal pero... No sé si podría.
- Haz balance - le aconsejó. - Piensa en lo que tienes y lo que tendrás cuando nazca.
- Tendré que dejar el instituto, o al menos por un tiempo.
- Que pierdas el curso es lo de menos.- Le dijo Leire. - ¿Te ves preparada para ser madre?
- No.
- ¿Te ves con un bebé ahora mismo?
- No.
- Pues...- le contestó - tienes dos opciones. Piénsalo bien Edurne, esto es serio.
- Lo sé.
¿Qué debía hacer?¿Renunciar a su futuro hijo?¿Olvidar esta traumática experiencia y seguir con su vida como hasta entonces?¿Dejar atrás su juventud para convertirse en madre?¿Podría seguir estudiando si lo tuviera? Dudas. Demasiadas dudas. Esta noticia lo cambiaba todo.
Después de unas semanas meditando y reflexionando, decidió abortar. Habló con Leire esa misma tarde.
- ¿Has tomado ya una decisión?
- Sí. Voy a abortar. - Le comunicó.
- ¿Se lo has dicho ya a tus padres?
- No, aún no.
- ¿Cómo crees que se lo tomarán?
- Bien. - Le respondió. - Yo creo que me van a apoyar.
- Yo creo que también.- Le dijo Leire.- Edurne, quiero que sepas que yo voy a seguir contigo pase lo que pase.
- Lo sé mi amor. - Le dijo y la besó.
Edurne se fue a su casa más tarde y, cenando, les comunicó su decisión a sus padres:
- Papá, mamá - les dijo - voy a abortar.
-¿Estás segura?
- Sí. -Le respondió.- Lo he pensado mucho y sí.
- Pues en cuanto podamos te cogemos cita con el médico.
- Vale. - Le respondió Edurne asintiendo con la cabeza.
Al día siguiente, por la tarde, cogieron cita por internet. Leire fue a verla más tarde.
- ¿Cómo estás? -Le preguntó y la besó.
- Bien. - Le respondió Edurne abrazándola.
- Voy al médico pasado mañana.
- ¿Cómo se lo han tomado tus padres?
- Bien.
Edurne la abrazó y la besó. Leire la abrazó también y se estuvieron besando. Edurne le tocó el culo y se quitaron las camisetas. Subieron a la cama, se quitaron los sujetadores y se estuvieron besando. Edurne la abrazó y le acarició la espalda mientras Leire le apretaba el culo y le tocaba los muslos. Se quitaron los pantalones y siguieron besándose y tocándose un buen rato.
-¿A qué hora vas pasado? -Le preguntó Leire a Edurne refiriéndose al hospital.
- A las once - le respondió moviéndose y tocándole el culo.
-¿Quieres que te acompañe?
-Vale. - Le dijo besándola.
Edurne empezó a moverse encima de ella mientras la besaba, y Leire siguió acariciándola.
Dos días después, Edurne se fue con sus padres y Leire al hospital. Allí le practicaron un aborto, y al día siguiente pudo irse a casa.
- ¿Cómo estás? - Le preguntó Leire.
- Bien - le respondió Edurne sonriendo, y la besó.
Edurne le pasó la mano por el hombro y se fueron del hospital.