Tano e Inés eran un matrimonio que tenía dos hijos: Beltrán e Irene. Tano era un hombre de treinta y cinco años que había tenido que emigrar a Alemania para buscar trabajo, y llevaba allí año y medio.
Inés trabajaba cosiendo en un pequeño taller particular, su mayoría de clientes eran vecinos de su mismo barrio y de algunos alrededores. Beltrán era un niño de seis años e Irene, una pequeña de dos años.
Inés y los niños hablaban todas las noches con Tano por Skype:
- Hola papá. - Le saludó Beltrán con la mano.
- Hola cariño, ¿qué tal? - Le respondió su padre.
- Bien, la semana que viene acabo el cole. - Le respondió contento.
- ¿Sí? - Le preguntó su padre animado.- ¿Tienes ganas?
- Sí.- Le respondió él animado.- Papi, ¿cuándo vas a venir?
- Dentro de unas semanas cariño.
- Papá.- Lo llamó Irene, tocando la pantalla del ordenador con sus manitas.
- Hola cariño.- Le dijo él.
- Papá.- Repitió la niña dándole golpes a la pantalla.
- No está ahí Irene, - Le dijo su madre.- Es una pantalla, no está dentro.
- Papá.- Le dijo ella mirándolo un poco triste.
- No pasa nada mi amor.- Le dijo él.- Vamos a vernos pronto cariño, vamos a tener mucho tiempo para abrazarnos.
- Claro, si va a venir dentro de poco.- Le explicó Inés abrazándola y sonriéndole.
Al día siguiente Inés se levantó temprano, arregló a los niños y se fue a trabajar.
- Mamá, ¿me vas a llevar tu al colegio? - Le preguntó Beltrán a Inés.
- No cariño, va a venir Laura a llevarte y a quedarse con Irene.- Le explicó.- Yo tengo que irme a trabajar.
Laura llegó e Inés se fue.
- Adiós cariño,- le dijo a Beltrán mientras salía por la puerta contestando a una llamada.- Sí, estoy saliendo,...Diez minutos, tranquilo,...Voy de camino.
- ¿Estás listo?- Le preguntó Laura a Beltrán mientras colocaba a Inés en su silleta.
- Sí.
Laura cogió el carro de Irene y Beltrán se agarró a él.
- ¿Qué le vas a pedir a los reyes? - Le preguntó Laura a Beltrán.
- Un camión.- Le respondió él.- Y también quiero que venga mi papá.
- ¿No tiene vacaciones?
- Sí, ayer me dijo que iba a venir.
- Qué bien, ¿no?
- Sí, tengo muchas ganas de verlo.
Esa tarde Inés salió de trabajar y fue a recoger a Beltrán del colegio.
- Hola mamá.- Le dijo él contento.
- Hola.- Le respondió ella abrazándolo.- ¿Quieres ir al parque?
- Sí.- Le respondió el sonriendo.- ¿Sabes qué he hecho esta tarde?
- No, dime.
- Hemos hecho muñecos de nieve con algodón, y...- Le empezó a contar Beltrán entusiasmado cuando sonó el teléfono de su madre.
- Espera un momento cariño,- le cortó cogiendo el teléfono.- Dime...No, a mí me dijo para el sábado...Y ¿ahora qué?...Vale, vale. Estoy allí en diez minutos.- Inés colgó el teléfono.- Lo siento cariño hemos tenido un problema en el taller y me tengo que ir, no podemos ir al parque.
- Mamá...- Empezó a decirle Beltrán retomando la conversación.
- Espera cariño.- Inés llamó a Laura.- ¿Laura?...Hola, soy Inés, es que he tenido un problema en el taller y tengo que irme, ¿podrías quedarte con Beltrán y con Irene esta tarde?...Gracias,...Pues acabo de recogerlos del colegio, ¿los llevo a mi casa?...Vale, pues estamos allí en cinco minutos, gracias.
- ¿A dónde vamos? - Le preguntó Beltrán.
- A casa de Laura, - le respondió Inés,- os vais a quedar en su casa mientras yo soluciono unas cosas, ¿vale?
- Vale.
Los tres fueron a casa de Laura, y los pequeños se quedaron con ella.
- Hola chicos.
- Gracias. - Le dijo Inés.
- No hay de qué.
- Adiós chicos.
- Adiós.- Le dijo Irene a su madre.
Inés se fue y Laura cerró la puerta.
- ¿Habéis merendado?
- No.- Le dijo Inés.
- Voy a haceros un bocata, ¿de qué lo queréis?
- De queso.- Le respondió Inés.
- ¿Y tu, Beltrán?
- De jamón york.
Laura les hizo la merienda y les sacó unos zumos. Las horas pasaron, Beltrán se hizo los deberes, jugaron los tres juntos,...y sonó el timbre.
- ¿Si? - Preguntó Laura por el telefonillo.
- Soy Inés.
- Te abro.- Le respondió Laura abriéndole la puerta de abajo.
Inés entró y recogió a sus hijos.
- Gracias.
- No hay de qué, adiós chicos.- Les despidió Laura.
Los tres se fueron a casa y hablaron con su padre por Skype.
- Hola.- Les dijo Tano.
- Hola papá.- Le respondió Beltrán.
- ¿Qué tal el trabajo?- Le preguntó Inés.
- Bueno...Ahí va.- Le respondió, - ¿y el tuyo?
- Bien.
- Te echamos de menos.
- Y yo a vosotros, mucho.- Le respondió.
- ¿Qué día vuelves?- Le volvió a preguntar Inés.
- Dentro de dos semanas, el viernes.
Los días pasaron y a la semana siguiente...Tano fue despedido.
- Gehen Weihnachtsgeschenk - "Vaya regalo de navidad" le dijo Bergen.
- I tell ya - "Ya te digo", le respondió Tano.- Zu sehen, wie ich meine Frau zu sagen. - "A ver cómo se lo digo a mi mujer".
- Sie sind nach Spanien dieses Weihnachten geht? - "¿Vas a ir a España estas navidades?" le preguntó.
- Ja, ich habe den Wunsch, sie zu sehen.- "Sí, tengo unas ganas de verlos" le respondió Tano.
-Wie lange haben Sie sie nicht sehen?- "¿Cuánto tiempo llevas sin verlos?.
- Vierteljahr. - "Tres meses".
- Das ist eine lange Zeit,- "Eso es mucho tiempo."
- Ja. - "Sí."
Tano buscó trabajo desde el mismo día en que fue despedido hasta el día en que cogió el avión hacia España, con la intención de encontrar algo antes de volver, pero no encontró nada.
- Mein Flugzeug verlässt heute Abend. - "Esta noche sale mi avión" les dijo a Kay y a Lear.
- Zu welcher Zeit? - "¿A qué hora?" le preguntó Lear.
- Um elf. - " A las once" les respondió.
Esa noche, después de cenar, cogió el avión.
- Lebewohl. - "Adiós" le dijo Lear.
- Gute Fahrt - "Buen viaje" le deseó Kay.
- Dank, lebewohl. -"Gracias, adiós" les respondió Tano.
Antes de subir le mandó un whatssapp a Inés:
"Voy a subir al avión, nos vemos dentro de tres horas", " os quiero".
Apagó el móvil y subió al avión.
El avión aterrizó en Madrid, recogió su maleta y fue a buscar a su familia al llegar.
- ¡Tano! - Lo llamó Inés.
Tano se giró, fue corriendo hacia ellos, y les dio un fuerte abrazo.
- Papá.- Le dijo Beltrán abrazándolo.
- Hola cariños, - les dijo a sus hijos mientras los besaba.- ¡Qué grandes estáis!
Tano recogió su maleta, tomó a Irene y se fueron los cuatro a casa.
Al llegar deshicieron las maletas. Tano bañó a sus hijos, mientras, Inés hizo la cena. Al acabar se ducharon ellos y los pequeños pusieron la mesa.
Terminaron de cenar, Tano jugó con sus hijos, quitaron la mesa, vieron la tele y los pequeños se quedaron dormidos en el sofá.
Él los llevó a la cama y los arropó mientras Inés abría la suya.
- Cómo te he echado de menos.- Le dijo Tano abrazándola y besándola por el cuello.
- Y yo a ti.- Le dijo ella besándolo.- ¿Qué te pasa?- Le preguntó Inés un poco extrañada.
Tano no sabía cómo decírselo.
- Dímelo.- Le pidió mientras le acariciaba el pecho.
- Se me ha acabado el contrato y no me han renovado.- Le dijo. Inés hundió la cabeza en su pecho.- Dicen que no hay faena, que no nos pueden mantener a todos, y los últimos...nos vamos a la calle. He buscado otra cosa por allí pero...
- ¿Por qué no me lo has dicho?
- Porque pensaba que encontraría algo antes de venir.- Le explicó.- No pasa nada, buscaré algo aquí.
- Vale,- le dijo intentado tranquilizarse.- No pasa nada, vamos a dormir.
Tano siguió buscando trabajo pero no encontró. El tema solía salir en las conversaciones de navidad y
ellos siempre acababan enfadados.
Los cumpleaños de Beltrán e Irene eran el veintiuno de diciembre y ocho enero.
- No podemos permitírnoslo, ¿verdad?
- No.- Le respondió Tano.-Tal y como están las cosas...-Negó con la cabeza.-No.
- ¿Y la hipoteca?
- Con el paro y tu sueldo podemos llegar a fin de mes pero ajustándonos mucho el cinturón. - Le explicó.
- Pero en estas fechas no hay casi trabajo,- le explicó Inés. - Lo más cercano son las vestas de semana santa y aún no es temporada de hacerlas.
El cumpleaños de Beltrán pasó, y no tuvo regalos. Inés y Tano empezaron a tener discusiones que pasaron a ser muy habituales.
- Llevas varios meses así. - Le recordó Inés.
- Llevo varios meses buscando trabajo, por ahí, en los periódicos,...- Le recordó. - Lo sabes, si no encuentro no es culpa mía. - Le dijo levantando un poco la voz.
- No me grites. - Le respondió Inés.
- No te estoy gritando.- Le dijo un poco alterado.- Estoy buscando trabajo, esta situación no me gusta, no estamos así porque yo quiera.
- ¿Qué quieres decir? ¡¿Que la culpa es mía?!
- ¡Yo no he dicho eso!- Le respondió ella.- ¡Y no me grites!
- ¡No te estoy gritando!
- Sí lo estás haciendo.
Año nuevo llegó y con él, el cumpleaños de Irene.
- Lo siento cariño, no tenemos regalo para ti tampoco. - Le dijo Tano.
- Yo no quiero regalos papá. - Le dijo mientras Inés se acercaba con Beltrán en brazos. - Mi regalo es que estás aquí. Os habéis pasado todas las navidades discutiendo por el trabajo, y no os habéis dado cuenta de que hemos pasado tres meses sin vernos - les recordó.
Tano e Inés se miraron.
- Hace meses que no me besas.- Le recordó Inés. - No tenía que haberme enfadado contigo. Llevas razón, no es culpa tuya.
- Yo tampoco lo he hecho bien, - reconoció Tano. - He estado un poco irritable estos días, lo siento.
Ambos se abrazaron y se besaron.
- Te quiero.- Le dijo Inés al oído.
Los cumpleaños pasaron y la navidad con ellos. Inés y Tano habían olvidado lo más importante de esas fechas: La familia.
Habían olvidado que la navidad y los cumpleaños no son comilonas, ni cenas, ni regalos. No es decorar el árbol más bonito ni el belén más grande ni los mejores regalos en los cumpleaños, sino compartir con la familia.