Llevaba días viéndola, allí, a tres filas de él, sentada en su pupitre, atendiendo a las explicaciones de los profesores y tomando apuntes. Él se estaba enamorando, pero no se atrevía a decírselo, tenía miedo de perder su amistad.
Doña Erica, la profesora de lengua castellana, estaba explicando 'El Romanticismo'. Rocío y él, Marco, se miraban, se sonreían. En ese momento Doña Erica se volvió y les vió así, embobados el uno con el otro sin prestar atención a sus explicaciones. Ella les llamó la atención y, como castigo, les puso un trabaja de literatura que debían hacer juntos.
Esa tarde Rocío y Marco quedaron en casa de Marco para hacer el trabajo. Marco vivía con su hermano mayor, Antonio, de veinte años. Sus padres habían fallecido unos años atrás. Los dos subieron al cuarto de Marco, cerraron la puerta y empezaron con el trabajo.
Rocío se sentó en el ordenador y empezó a buscar información sobre el tema. Varias páginas visitadas, información trasladada al trabajo, algunas imágenes por aquí, otras por allá, las biografías de algunos autores famosos, citas de algunas obras, la conclusión, la biografía, el índice,...Y entre esto y lo otro, algunas risas más.
Al día siguiente entregaron el trabajo, y al salir de clase cada uno se fue a su casa a comer. Se echaban miradas, se sonreían, se sonrojaban,...Se gustaban. Llevaban días así, y empezaron a salir; una tarde al parque, otro día a dar una vuelta, un sábado al cine, un domingo a comer,...Y así hasta su primer beso, una noche en el portal de Rocío, una despedida con un 'hasta mañana' y lo que al principio iba a ser un beso en la mejilla, acabó convirtiéndose en un beso en los labios. Un beso dulce e inesperado, que a ambos les gustó.
Toda una semana de miradas cómplices, de sonrisas, de pasar uno por al lado del otro y rozarse con la punta de los dedos, y sentir la suavidad de otras manos, unas manos que dicen "te quiero".
Llegó el sábado y Antonio tenía jornada intensiva en el trabajo, durante todo el día, cosa que Marco aprovechó para quedar con Rocío. Ésta le dijo a sus padres que pasaría el día en casa de su amiga Sara, una compañera de clase. Llegó, se abrazaron, se besaron, se sentaron en el sofá, jugaron, se rieron, se tocaron, se acariciaron...Él le pasó la mano por detrás del cuello, dejándola caer por su hombro, ella apoyo su cabeza en su pecho y mientras vieron una película, de vez en cuando la besaba en sus cabellos, le susurraba algo al oído que la hacia reír, le acariciaba el hombro, el brazo...Llamaron a la pizzería, comieron entre risas y alguna que otra caricia. Un beso, una caricia en la espalda, algún susurro al oído, miradas llenas de complicidad,...Así toda la tarde.
Empezaron a salir, algunos días al cine, otros al parque, otros a dar una vuelta, algunos días a casa de Marco, y más besos, más caricias, manos que suben por encima del muslo, besos en el cuello, palabras susurradas al oído, miradas llenas de complicidad...Amor, amor adolescente, con sus locuras y su inocencia.