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Llegué aquí una fría madrugada de diciembre. Los primeros libros que llegaron a mis manos me mostraron la magia de la imaginación y la belleza de las palabras. Más tarde, despertaron en mí la necesidad de plasmar éstas en nuevos relatos. La música me enseñó otra forma de ver la vida y, aunque no sé cantar, disfruto mis ratos libres escuchándola. Estas tres pasiones y disfrutar con la gente que me quiere son los pequeños placeres de mi vida. Me gusta fijarme en los pequeños detalles, ya que son los que le dan un toque personal a las cosas, e intento introducirlos en todo lo que hago, incluidos los relatos. Me gusta andar aunque no sepa a dónde voy o vaya sin rumbo fijo, creo que perderse es una buena forma de conocer otros lugares. Disfruto nadando, aunque no tenga el suficiente tiempo para ello, ni la playa muy cerca. Me considero una persona sencilla, no necesito gran cosa para ser feliz. Me gusta hacer las cosas de manera original, pero no destacar. Y estoy aquí porque necesito sacar las pequeñas ideas que pasan por mi cabeza.

jueves, 21 de abril de 2016

El calvario de Vera

Oía su respiración profunda.
"Tengo que ir al aseo" pensó Vera en mitad de la noche, "espero que no se despierte".
Se levantó con mucho cuidado y fue al aseo. Volvió de puntillas, no se había despertado.

A la mañana siguiente su marido se despertó y empezó a tocarla y a besarla. Ella se dejó hacer, no quería más moratones. Le hizo el desayuno y él se fue a trabajar después de marcarla.

- Hoy lo ha vuelto a hacer, y eso que aún no son ni las ocho de la mañana. Al menos ahora tengo unas horas de respiro. - Contaba en la radio bajo un pseudónimo.
- Hay leyes que le protegen, debería contarlo.- Le respondió la locutora, Eva.- Díganos su nombre.
- No puedo.
-¿Tienen hijos?
- Una, es muy pequeña.
- Y ¿ella lo ve?
- Sí, pero solo tiene seis meses.
- ¿Es ése el ambiente en el que quiere que crezca?
- No.
- Pues solo lo puede cambiar de una manera.

El volvió de trabajar, y siguió haciéndolo durante un par de días.
- No me gusta que me trates así. - Le repetía Vera día tras día.
- Así, ¿cómo?
- Pegándome y hablándome mal.
- Yo te trato como te mereces. - Le respondió y se durmió.

Siguió maltratándola varios días más.
- Lleva así varios meses.- Contó a la radio.
- Señora si no nos dice su nombre no la podemos ayudar.- Le recordó Eva.- He estado pensando sobre su historia y he traído a un psicólogo especialista en la materia. Está aquí escuchándola.
- Hola, soy Nico. - La saludó el psicólogo. - Estos casos siempre acaban mal, a no ser que la víctima denuncie.- Le explicó. - Tiene que llamar al 016.
- Pero tenemos una hija.- Le contó Vera.
- La niña no va a sufrir, ¿cuántos años tiene su hija?
- Seis meses.
- Ni se va a enterar. - Le explicó. - Y piense que de esta manera también la está protegiendo a ella.
- Le tengo que dejar.- Dijo ella mirando su reloj. - Llegará en una hora.

La radio cortó la emisión y los locutores se quitaron los cascos y apagaron sus micrófonos.
- Tenemos que localizar a esa mujer.- Dijo Eva.
- ¿Podemos localizar el teléfono desde aquí? - Preguntó Nico.
- No lo sé. Voy a hablar con mis compañeros.
La locutora entró en la cabina y buscó al director.
- Hay que localizar a esa mujer. - Le dijo.- No podemos dejarla así, hay que ayudarla.
- No sabemos su nombre. Sin eso no podemos hacer nada.
Nico, el psicólogo, entró también.
- Hay que hablar con la policía y localizar el teléfono. - Les dijo.
- Esperaremos a que llame y le harás  muchas preguntas.- Le indicó el director a Eva. - Así podremos entretenerla.
- Sí pero tenemos que traer a la policía antes.- Le recordó. -¿Cómo haremos que coincidan si no sabemos cuándo va a llamar?
- Hay que pensar algo. ¿A usted le importaría venir todas las noches? - Le propuso el director al psicólogo.
- No, claro que no. Esta mujer necesita ayuda.

Vera volvió a llamar la semana siguiente.
- ¿Cuántos años tiene usted?- Le preguntó Eva.
- Veintiséis.
- Y ¿cuántos años llevan casados?
- Tres.
- ¿Cuándo comienza a tratarla así? - Le preguntó Nico.
- Un poco después de que volviera del hospital, al tener a mi hija.
- ¿Cree que le tiene celos a la niña? No quiero decir con esto que sea un motivo suficiente, porque no hay nada que justifique lo que está haciendo.
- Sí, puede ser. El nunca la atiende y cuando estamos juntos, se enfada si ve que voy a cogerla.
- Yo, - les interrumpió Eva, - si me permiten, creo que debería llevarse a su hija de allí. Porque ambas están en peligro.
- No tengo ningún sitio cerca.
- ¿Tiene más familia a parte de él? - Le preguntó Nico. - Familia directa quiero decir, no política.
- Sí, mis padres, dos hermanos y ya mis sobrinos, primos y una tía.
- ¿Le ha contado a alguno de ellos lo que le pasa?
- No, es que no hablamos mucho. - Le respondió. - Y tampoco nos vemos.
- ¿Viven cerca de usted?
- No, mis padres y mi familia viven en el norte.
- ¿Desde que parte de España nos está llamando, señora?
- No puedo decírselo.
- Señora, yo me tengo que ir ya, - le dijo Nico. Eva lo miro preguntándose qué estaba haciendo. - Me gustaría volver a hablar con usted. ¿Cuándo volverá a llamar?
- La semana que viene. Seguramente el miércoles porque tiene una reunión y llegará más tarde. - Añadió refiriéndose a su marido.
- Muchas gracias. - Le respondió Nico.
- A ustedes.
Eva despidió el programa y cortaron la emisión.
- Hay que traer a la policía el miércoles. - Le indicó Nico a Eva.
- ¿Querrán venir?
- ¿Podemos ponerles los programas anteriores, para que la oigan?
- Sí, no creo que tengamos ningún problema. ¿Está seguro de que esto va a funcionar?
- No, pero no podemos hacer otra cosa.

- Hola princesa. - Le saludó su marido abrazándola por detrás esa noche, mientras ella hacía la cena. Vera empezó a temblar. - ¿Qué estás haciendo?
- Pechugas.- Le respondió con miedo.-¿Quieres otra cosa?
- No, está bien.- Le respondió aportándole el pelo de los hombros. - ¿Por qué tiemblas?
- Por nada.- Le respondió tragando saliva.
Lucía, su bebé, empezó a llorar.
- Tengo que ir a cogerla. - Le dijo ella.
- Puede esperar un poco. - Le dijo él tocándola.
Le quitó fuego a la encimera y empezó a sobar a Vera. La manoseó y la besuqueó por todos lados.
Vera intentó quitárselo de encima en todo momento, y en cuanto pudo escaparse, fue a atender a Lucía.
Esa noche, después de cenar, intentó mantener relaciones con ella. Acabó violándola y pegándole más.

- Anoche...-Le confesó a Eva, la locutora, casi sin fuerzas.
- ¿Se encuentra bien? - Le preguntó Eva preocupada.
- Me cuesta... respirar... desde anoche.- Le confesó.-Me...pegó...mucho.
- ¿Cómo se llama?- Le preguntó seria.
- Vera.
- Vera...Tiene que dar parte a las autoridades. - Le dijo. - Mire vamos a hacer una cosa, usted dígame dónde vive,  yo denuncio. Pero dígame dónde vive para que la policía pueda ir a comprobarlo.- Le propuso. - ¿Está usted ahí, Vera?
- Sí.
- Queridos oyentes vamos a finalizar la emisión de esta noche, porque es importante que esto lo hagamos en privado.- Anunció Eva haciéndole una señal a su equipo. El equipo cortó la emisión pero no la llamada. - Vera ya no estamos en directo, - le informó Eva,- ahora solo te oímos el equipo de la radio, Nico - el psicólogo -  y yo. ¿Dónde vives, Vera?
Ella les dijo su dirección completa.
- Está bien, vamos a hacer una cosa. Tiene que ir a la policía a denunciar, nosotros le mandaremos un taxi con uno de nuestros compañeros para acompañarla.
- ¿Y mi hija?
- Llévesela con usted. - Le indicó Nico.
Eva llamó a un taxi y lo mandó a su puerta.
El taxista llamó a Eva al llegar y le dijo que había aparcado justo debajo.
- Vera, ¿sigues ahí?
- Sí.
- Coge tus cosas y a tu hija y baja, te espera un taxi en la puerta.
Vera le hizo caso y bajó rápidamente.
Vio el taxi y entró. Dentro había un hombre.
- Hola, usted debe ser Vera.- Le saludó el hombre.
- Sí.
- Yo soy un compañero de la radio de Eva, me llamo Dani. - Le dijo tendiéndole la mano.- Me ha enviado ella, conozco su caso.-Le informó. - He venido para ayudarlas.
- Gracias.- Le respondió.
- ¿Dónde les llevo?- Preguntó el taxista.
Vera no supo qué decir, y Dani le dio la dirección de la radio.

Al llegar fueron al estudio de Eva y la encontraron con Nico.
- Eva - la llamó Dani al verla, ella se giró. - Ésta es Vera.
Eva y Nico se acercaron a ella, Vera estaba asustada.
- Hola Vera, hemos hablado mucho por teléfono. - La saludó Eva. - Éste es Nico, ya lo conoces.
- Me alegra mucho conocerla en persona.- Le dijo Nico.
- A mí también. - Le dijo Vera aliviada. - Muchas  gracias por todo.
- Ésta debe de ser su hija.- Dijo Nico mirando el carricoche.
- Sí, ésta es Lucía.
- ¿Le ha tratado bien Dani?
- Sí, mucho.
- Vera,  hemos traído a la policía nacional, más en concreto al personal de atención a la mujer maltratada.- Le explicó Eva. - Esto no va a salir, les vamos a dejar una sala para hablar pero sin micros ni nada.
- Nada de esto saldrá por la radio.- Le aseguró Nico.
- ¿Puede entrar mi hija conmigo?
- Sí, por supuesto. - Le respondió Eva.

Todos entraron en el estudio.
- ¿Quiere algo? ¿Agua, un té,...? - Le ofreció.
- Agua, por favor.- Les pidió.
- Éstos son los agentes Elena y Manuel, van a llevar su caso.
- Hola.- Los saludó.
- Hola.- Le respondió Manuel.
- Vera, ¿cuánto tiempo lleva aguantando esto?- Le preguntó Elena.
-  Seis meses.
- Y ¿no se lo ha contado a nadie?
- No.
- ¿Por qué?
- Porque si lo cuento le hará daño a mi hija, y eso no puedo permitirlo. - Le explicó. - Y yo no trabajo, ¿cómo la voy a mantener?
- Si denuncia no dejaremos que se acerque ni a usted ni a la niña. Y le daremos recursos, no se preocupe. - Le explicó Elena animándola.
- ¿ Y si se enfada?
- No vamos a dejar que se acerque a ninguna de las dos.
- Pero, ¿dónde vamos a vivir?
- No se preocupe, si no tiene a dónde ir le proporcionaremos un piso de protección oficial. - Le respondió Elena.- Tenemos que ir a comisaría, aquí no puede declarar.

Elena, Manuel, Vera y Lucía llegaron a comisaría y se sentaron en un despacho. Vera relató toda su historia frente a los policías y un psicólogo. Dos agentes detuvieron a su marido y ella se quedó con la custodia de Lucía.

sábado, 9 de abril de 2016

Enamor- Arte

Sonó el despertador y Sofía se despertó y se arregló. Desayunó, recogió sus cosas, las metió en su bandolera vaquera y se la colgó mientras se levantaba.
Estudiaba el grado en diseño gráfico, ilustración y animación en la universidad de Sevilla. Estaba en cuarto y le faltaban solo unos meses para empezar las prácticas. Bajó al garaje con las llaves del coche en la mano, cogió el coche y pasó por casa de Olga:
- Hola.- Le dijo Olga subiendo al coche.
- Hola.
Sofía arrancó el coche y fueron a casa de Marina.
- Qué poquito nos queda.- Le dijo Olga refiriéndose al curso.
- Sí.- Le dijo Sofía.- Tengo unas ganas de empezar ya con las prácticas y graduarnos.
- Ya ves. Dentro de unos meses todo habrá terminado, - le recordó Olga.- Y seremos artistas.- Añadió riéndose.
Sofía empezó a reírse mientras paraba en coche enfrente de la casa de Marina.
- ¿De qué os reís? - Les preguntó Marina sentándose en el asiento trasero del coche.
- Ésta que dice que somos artistas.- Le explicó Sofía.
- No, de momento somos proyectos de artistas.
- Unos bocetos, ¿no? - Dijo Marina siguiéndole la broma a Olga.
- Claro,- le dijo riendo.- ¿Ves?- añadió mirando a Sofía. - Ella me entiende.
- Sí, sí.- Respondió.- Ya lo veo.- Dijo riéndose mientras arrancaba el coche de nuevo en dirección a la universidad.
- Vamos a escuchar un poco de arte.- Dijo Olga encendiendo la radio.
Buscó una emisora de música y la dejó en "Canal Fiesta Radio". 

Llegaron a la universidad, aparcaron el coche y entraron a clase.
- Buenos días.- Dijo el profesor entrando por la puerta.- Sé que estáis muy liados con los exámenes finales pero nos han dado una oportunidad única que debéis aprovechar.- Les dijo.- Nos han pedido que hagamos una exposición de pintura en la galería "Birimbao".- Los alumnos comenzaron a murmuran y a hablar entre ellos.- Todos debéis presentar una obra propia, y se expondrán todas. Es una actividad obligatoria y contará para nota.
- Pero, ¿va sobre algún tema en concreto?- Preguntó Óscar, un compañero.
- No, podéis hacer lo que queráis.- Le respondió.- Tenéis tres semanas, yo os dejaré todas las sesiones para que lo hagáis pero también podéis utilizar tiempo fuera de aquí.
- ¿Cuánto contará más o menos?- Preguntó María.
- Será un cuarenta por ciento de la evaluación.- Respondió.- Y debéis acompañar la obra con un comentario propio que abarque por lo menos tres caras de folio.
- ¿Y qué ponemos en la parte del autor y la época?
- Ponéis la fecha y un poco de vuestra biografía.

Después de la universidad, volvieron a casa. Sofía las dejó a cada una en su casa y volvió a la suya.
Miró el móvil y le mandó un whatssapp a Iker, su novio:
" ¿Quieres que quedemos un rato esta tarde? "
" Vale. Paso por tu casa? "- envió Iker.
" Vale." - le respondió Sofía.- " Nos vemos a las 6? ".
" Sí."
Sofía comió con su familia y se puso a estudiar hasta las cinco, cuando empezó a arreglarse.
- Mamá va a venir Iker un rato esta tarde.
- Vale.- Le respondió Bea, su madre.

Unos minutos más tarde, llegó Iker. Tocó el timbre y entró dentro.
- Hola.
- Hola.- Le saludó Sofía.
Pasaron a su habitación y Sofía le dio un beso.
- ¿Qué tal?
- Bien.- Le respondió Sofía.- ¿Y tu?.
- Bien.
- Hoy en clase nos han pedido que hagamos una obra de pintura - le contó - , del tema que queramos, para exponerlos en la galería " Birimbao " dentro de tres semanas.
- ¿En una galería?- Le preguntó sorprendido.
- No, en una galería no, en la galería " Birimbao " - le dijo emocionada -, ¡la galería de arte contemporáneo de Sevilla!- Le explicó.
Iker la abrazó emocionado también.
- ¡Qué bien pequeña! - Le dijo Iker contento. La besó y le dijo:- Mi pequeña en su primera exposición, dentro de nada serás como Velázquez o Picasso.
Sofía empezó a reírse y lo besó también.
- Ya quisiera yo ser como esos,- le respondió sentándose encima de él y besándolo.
- Lo serás, ya lo verás.

Sofía trabajó duro hasta el día de la exposición, en su cuadro al que llamó "El atardecer de otoño". Ese día llegaron unos camiones a la facultad para cargar los cuadros, y un autobús en el que iba toda la clase y el profesor.
Los artistas se quedaron allí durante la exposición.

Sofía llevaba unos pantalones rojos y una blusa blanca con estampados geométricos hechos con líneas rojas. Olga se puso unos pantalones azules y una camisa verde con estampados hechos de hilo con forma de flores. Y Marina se puso unos pantalones negros y una blusa blanca con algunas mariposas de colores.

Todos estuvieron en la exposición atentos a sus cuadros y espectadores, y resolviendo preguntas de algunos de ellos sobre sus cuadros. La exposición tuvo un gran éxito ya que no paró de entrar y salir gente en todo en día, incluidos algunos de los mejores críticos de arte.
Al acabar el día la galería cerró sus puertas, y cuando todos estaban listos para recoger sus cuadros, llegó el profesor y les dijo:
- Chicos no nos vamos a llevar los cuadros.
- ¿Por qué no? - Le preguntó Carina, una alumna.- Si son nuestros.
- Los directores me han preguntado si podríamos dejarlos dos semanas.- Le respondió.- Y yo le he dicho que sí. Aunque si alguno tiene inconveniente puede llevarse el suyo.

Ninguno de ellos recogió su cuadro ya que todos estuvieron de acuerdo en dejarlos en la exposición, de esta manera todos mostrarían su arte al mundo.

Unos días después volvieron a Sevilla.
- No me puedo creer que nos hayan pedido los cuadros. - Le dijo Sofía sorprendida a sus amigas.
- Pues sí, yo tampoco me lo esperaba.- Dijo Olga.
- Nuestra primera exposición y les ha encantado.- Añadió Marina riéndose.
- Ya ves.
- Ahora sí que somos artistas.

Sofía y sus compañeros hicieron las prácticas unos meses después. Acabadas estas prácticas se graduaron y la universidad les propuso a algunas de ellas unos contratos de trabajo.

- Chicos y chicas, la semana que viene empezarán las entrevistas para exponer en las galerías.- Les avisó el profesor.- Los que estéis interesados debéis entregarme vuestro currículum durante esta semana. Yo se los haré llegar y ya, os harán las entrevistas y a lo mejor os pedirán alguna obra más.
- ¿Las entrevistas serán en la universidad?- Preguntó Julián.
- Sí, yo os diré el horario porque no creo que sea en horas de clase.

-¿Lo vais a hacer?- Les preguntó Olga a Sofía y a Marina.
- Yo sí.- Respondió Sofía.- Pero no sé qué pintar.
- Yo también voy a presentarme,- respondió Marina,- aunque primero tenemos que pasar las entrevistas.
- Es verdad.

Marina y Sofía estuvieron repasando apuntes por si les preguntaban algo de historia o técnicas.
Se presentaron a las entrevistas, hicieron los exámenes del último cuatrimestre y se graduaron.

- ¡Al fin hemos terminado la carrera! - Dijo Sofía al terminar la graduación.
- Sí, ya somos artistas como dice Olga. - Añadió Marina.
Todas empezaron a reírse.
El decano las fue llamando una a una y les fue poniendo la beca a todos los alumnos, después de eso bajaron, estuvieron con sus familias y se fueron a cenar todos juntos con los profesores.

Al día siguiente Sofía quedó con Iker.
- Hola artista.- Le dijo Iker al verla.
- Hola. - Le respondió Sofía besándolo.
- ¿Qué vas a hacer ahora?
- No sé, buscar trabajo de esto.- Le respondió.- O buscar otra cosa y esperarme a que salgan oposiciones.
- Pero ¿a ti qué te gustaría?
- Que me cogieran como ilustradora en alguna imprenta.

Los días pasaron y Sofía siguió buscando trabajo y haciendo dibujos y bocetos.
Un día subió a casa y recogió el correo, había una carta para ella de la galería " Max Estrella " de Madrid. La abrió y la leyó:

    Señorita Sofía Gutiérrez Gómez, hemos podido contemplar su obra " El atardecer de otoño "  
    en la galería de arte contemporáneo " Birimbao " de Sevilla.

    Nos ha llamado mucho la atención su estilo y la combinación de colores utilizados, además
    de la temática elegida para el cuadro, ya que es algo que pocas veces se ve representado
    por su gran dificultad y su nivel de abstracción. 

   Por todo ello nos gustaría mucho conocerla a través de una entrevista personal en la propia 
   galería. Aquí le esperará la junta directiva y los patrocinadores de dicha galería.

   Nos complacería, también, que acudiera acompañada de algunas de sus obras para poder 
   contemplar más de su repertorio y así analizar mejor su estilo con el fin de comprobar si 
   sería de interés para nuestros visitantes habituales. 

   Además, de esta manera podremos saber si se centra en un estilo o temática o si es usted más
   divergente en cuanto a las técnicas, temáticas, gama de colores,...etc.

   Nos sería de gran utilidad que se pusiera en contacto con nosotros, ya sea por correspondencia
   o por llamada telefónica, tanto para confirmar la entrevista como para rechazarla.

                                                                               Le saluda atentamente,
                                                               Alberto de Juan, director de Max Estrella.

-¿Has oído eso mamá? - Le preguntó emocionada al terminar de leer la carta en voz alta.- ¡Quieren que exponga en Madrid!
- Y tu ¿qué quieres hacer? - Le preguntó su madre.
- Pues...sí, claro que sí.- Le respondió aún eufórica.- Pero no sé que exponer, no sé sobre qué pintar.-Dijo pensando.- Estoy en blanco.
- A ver, tendrás que darles una respuesta y ya ellos te dirán si quieren algo en concreto o si tienes que hacer lo que tu quieras.- Le explicó su madre.
- ¿Tu crees?
- A ver, déjame leerlo.- Le pidió su madre tendiendo la mano. Cogió la carta y la releyó en su interior.- Bueno, dicen que esperan tu respuesta, si quieres hacerlo ponte en contacto con ellos y ya ellos que te digan lo que quieren.- Le propuso su madre.-Y en base a lo que te pidan, ya decides. ¿No?
- Sí. Es una buena idea.- Respondió pensando.

Sofía e Iker quedaron esa misma tarde en casa de Iker.
- Hola mi pequeña.- Le dijo Iker besándola. La abrazó y Sofía la besó también.
- ¿Qué tal?
- Bien.
- Me han mandado una carta para exponer en Madrid.- Le dijo.
- Qué bien, ¿no?
- Sí.
- ¿Cuándo te vas?
- Aún tengo que mandarles una carta para responderles.- Le respondió.
- Querrás decir para confirmarlo, ¿no?
- Iker...yo quiero exponer...y no hablo solo de Madrid.- Le dijo sin saber cómo explicárselo.- Si me propusieran exponer en otra parte de España o del mundo...me gustaría decirles que sí. No sé si sabes a lo que me refiero.
- Sí, te entiendo.- Le respondió.- He pensado en eso. Yo...bueno, tu estás empezando y te van a salir muchas oportunidades, sería muy injusto que renunciaras a ellas porque te las mereces, y yo también tengo mi carrera...- Le explicó pensando en voz alta.- Si te vas no voy a poder seguirte...Yo te quiero mucho pero,...
- Nuestros caminos ya no son compatibles.- Dijo Sofía terminando la frase por él.
- Sí.
Sofía se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.
- Lo siento Iker, te deseo lo mejor.
- Lo mismo te digo,- le dijo él y le dio un beso en la mejilla.- Mucha suerte en Madrid, ya verás como después de eso te sale otra cosa...Acabarás en los libros de arte.- Le dijo riéndose.

Ella rió también y se despidieron.
Sofía le mandó una carta al director de la galería de Madrid.

     Estimado Alberto de Juan le escribo en respuesta de su carta.
     Me enorgullece saber que se han fijado en mi obra, y aún más el saber que desean
     exponer mis cuadros en su galería, ya que ésta goza de gran prestigio.

     Me gustaría mucho acudir a esa entrevista de la que habla en su misiva, y así mostrarle
     mis conocimientos sobre el mundo del arte, y por supuesto mis últimos cuadros.
     Creo que es una gran oportunidad la que me están brindando y me gustaría, también,
     que volvieran a ponerse en contacto conmigo para poder concertar la entrevista de la que 
     hablan en su misiva.

     Además, me gustaría comentar con ustedes los detalles sobre la exposición ya que no sé qué
     es lo que esperan de mí exactamente y no me gustaría decepcionarles.

     Les agradezco mucho la oportunidad que me han brindado.
     Espero noticias suyas.

                                                                                Le saluda cordialmente,
                                                                                  Sofía Gutiérrez Gómez

Sofía recibió otra misiva de Don Alberto de Juan en la que concertaba una cita con ella.
La reunión resultó satisfactoria para ambos y Sofía expuso en Madrid dos semanas después, con una colección completamente nueva.

Los siguientes años los pasó creando nuevas colecciones y exponiéndolas por toda España y algunos países de Europa.
Ocho años después, su éxito empezó a decaer, y finalmente, volvió a Sevilla, donde se estableció dando clases de pintura en un pequeño taller.

Iker y Sofía volvieron a encontrarse en Sevilla.
- ¿Iker?- Le preguntó Sofía acercándose a él.
- ¡Sofi!- Le dijo él.- Cuánto tiempo sin verte. ¿Cómo te va?
- Bien.
- Creía que seguías en Madrid.
- No, estuve exponiendo por España pero los últimos dos años la cosa empezó a decaer...- Le explicó.- Y volví, ahora estoy dando clases de pintura aquí.
- Qué bien.
- Y ¿tu qué?
- Papá mira como me tiro por el tobogán.- Le dijo una niña a Iker mientras se acercaba a él.
La niña se alejó.
- Tres años después conocí a una chica, Ana, y  hace dos años tuvimos a Alejandra.- Le explicó Iker.- Yo quería esperarte pero...Llegó Ana y volví a sentir algo y...La verdad es que no me arrepiento.
- No,- le dijo ella negando con la cabeza,- no contaba con que me esperaras. Además nosotros no nos dimos un tiempo, cortamos.- le recordó.- Cortamos de mutuo acuerdo, y han pasado muchos años.
- Sí.
- ¿Te va bien?- Le preguntó Sofía a él.
- Sí, estoy trabajando en un bufete de abogados.
- Eso suena genial.
- Sí, me va muy bien.
- Me alegro.- Le dijo ella sonriendo.- De verdad.

Sofía siguió su camino y siguieron en contacto.