Oía su respiración profunda.
"Tengo que ir al aseo" pensó Vera en mitad de la noche, "espero que no se despierte".
Se levantó con mucho cuidado y fue al aseo. Volvió de puntillas, no se había despertado.
A la mañana siguiente su marido se despertó y empezó a tocarla y a besarla. Ella se dejó hacer, no quería más moratones. Le hizo el desayuno y él se fue a trabajar después de marcarla.
- Hoy lo ha vuelto a hacer, y eso que aún no son ni las ocho de la mañana. Al menos ahora tengo unas horas de respiro. - Contaba en la radio bajo un pseudónimo.
- Hay leyes que le protegen, debería contarlo.- Le respondió la locutora, Eva.- Díganos su nombre.
- No puedo.
-¿Tienen hijos?
- Una, es muy pequeña.
- Y ¿ella lo ve?
- Sí, pero solo tiene seis meses.
- ¿Es ése el ambiente en el que quiere que crezca?
- No.
- Pues solo lo puede cambiar de una manera.
El volvió de trabajar, y siguió haciéndolo durante un par de días.
- No me gusta que me trates así. - Le repetía Vera día tras día.
- Así, ¿cómo?
- Pegándome y hablándome mal.
- Yo te trato como te mereces. - Le respondió y se durmió.
Siguió maltratándola varios días más.
- Lleva así varios meses.- Contó a la radio.
- Señora si no nos dice su nombre no la podemos ayudar.- Le recordó Eva.- He estado pensando sobre su historia y he traído a un psicólogo especialista en la materia. Está aquí escuchándola.
- Hola, soy Nico. - La saludó el psicólogo. - Estos casos siempre acaban mal, a no ser que la víctima denuncie.- Le explicó. - Tiene que llamar al 016.
- Pero tenemos una hija.- Le contó Vera.
- La niña no va a sufrir, ¿cuántos años tiene su hija?
- Seis meses.
- Ni se va a enterar. - Le explicó. - Y piense que de esta manera también la está protegiendo a ella.
- Le tengo que dejar.- Dijo ella mirando su reloj. - Llegará en una hora.
La radio cortó la emisión y los locutores se quitaron los cascos y apagaron sus micrófonos.
- Tenemos que localizar a esa mujer.- Dijo Eva.
- ¿Podemos localizar el teléfono desde aquí? - Preguntó Nico.
- No lo sé. Voy a hablar con mis compañeros.
La locutora entró en la cabina y buscó al director.
- Hay que localizar a esa mujer. - Le dijo.- No podemos dejarla así, hay que ayudarla.
- No sabemos su nombre. Sin eso no podemos hacer nada.
Nico, el psicólogo, entró también.
- Hay que hablar con la policía y localizar el teléfono. - Les dijo.
- Esperaremos a que llame y le harás muchas preguntas.- Le indicó el director a Eva. - Así podremos entretenerla.
- Sí pero tenemos que traer a la policía antes.- Le recordó. -¿Cómo haremos que coincidan si no sabemos cuándo va a llamar?
- Hay que pensar algo. ¿A usted le importaría venir todas las noches? - Le propuso el director al psicólogo.
- No, claro que no. Esta mujer necesita ayuda.
Vera volvió a llamar la semana siguiente.
- ¿Cuántos años tiene usted?- Le preguntó Eva.
- Veintiséis.
- Y ¿cuántos años llevan casados?
- Tres.
- ¿Cuándo comienza a tratarla así? - Le preguntó Nico.
- Un poco después de que volviera del hospital, al tener a mi hija.
- ¿Cree que le tiene celos a la niña? No quiero decir con esto que sea un motivo suficiente, porque no hay nada que justifique lo que está haciendo.
- Sí, puede ser. El nunca la atiende y cuando estamos juntos, se enfada si ve que voy a cogerla.
- Yo, - les interrumpió Eva, - si me permiten, creo que debería llevarse a su hija de allí. Porque ambas están en peligro.
- No tengo ningún sitio cerca.
- ¿Tiene más familia a parte de él? - Le preguntó Nico. - Familia directa quiero decir, no política.
- Sí, mis padres, dos hermanos y ya mis sobrinos, primos y una tía.
- ¿Le ha contado a alguno de ellos lo que le pasa?
- No, es que no hablamos mucho. - Le respondió. - Y tampoco nos vemos.
- ¿Viven cerca de usted?
- No, mis padres y mi familia viven en el norte.
- ¿Desde que parte de España nos está llamando, señora?
- No puedo decírselo.
- Señora, yo me tengo que ir ya, - le dijo Nico. Eva lo miro preguntándose qué estaba haciendo. - Me gustaría volver a hablar con usted. ¿Cuándo volverá a llamar?
- La semana que viene. Seguramente el miércoles porque tiene una reunión y llegará más tarde. - Añadió refiriéndose a su marido.
- Muchas gracias. - Le respondió Nico.
- A ustedes.
Eva despidió el programa y cortaron la emisión.
- Hay que traer a la policía el miércoles. - Le indicó Nico a Eva.
- ¿Querrán venir?
- ¿Podemos ponerles los programas anteriores, para que la oigan?
- Sí, no creo que tengamos ningún problema. ¿Está seguro de que esto va a funcionar?
- No, pero no podemos hacer otra cosa.
- Hola princesa. - Le saludó su marido abrazándola por detrás esa noche, mientras ella hacía la cena. Vera empezó a temblar. - ¿Qué estás haciendo?
- Pechugas.- Le respondió con miedo.-¿Quieres otra cosa?
- No, está bien.- Le respondió aportándole el pelo de los hombros. - ¿Por qué tiemblas?
- Por nada.- Le respondió tragando saliva.
Lucía, su bebé, empezó a llorar.
- Tengo que ir a cogerla. - Le dijo ella.
- Puede esperar un poco. - Le dijo él tocándola.
Le quitó fuego a la encimera y empezó a sobar a Vera. La manoseó y la besuqueó por todos lados.
Vera intentó quitárselo de encima en todo momento, y en cuanto pudo escaparse, fue a atender a Lucía.
Esa noche, después de cenar, intentó mantener relaciones con ella. Acabó violándola y pegándole más.
- Anoche...-Le confesó a Eva, la locutora, casi sin fuerzas.
- ¿Se encuentra bien? - Le preguntó Eva preocupada.
- Me cuesta... respirar... desde anoche.- Le confesó.-Me...pegó...mucho.
- ¿Cómo se llama?- Le preguntó seria.
- Vera.
- Vera...Tiene que dar parte a las autoridades. - Le dijo. - Mire vamos a hacer una cosa, usted dígame dónde vive, yo denuncio. Pero dígame dónde vive para que la policía pueda ir a comprobarlo.- Le propuso. - ¿Está usted ahí, Vera?
- Sí.
- Queridos oyentes vamos a finalizar la emisión de esta noche, porque es importante que esto lo hagamos en privado.- Anunció Eva haciéndole una señal a su equipo. El equipo cortó la emisión pero no la llamada. - Vera ya no estamos en directo, - le informó Eva,- ahora solo te oímos el equipo de la radio, Nico - el psicólogo - y yo. ¿Dónde vives, Vera?
Ella les dijo su dirección completa.
- Está bien, vamos a hacer una cosa. Tiene que ir a la policía a denunciar, nosotros le mandaremos un taxi con uno de nuestros compañeros para acompañarla.
- ¿Y mi hija?
- Llévesela con usted. - Le indicó Nico.
Eva llamó a un taxi y lo mandó a su puerta.
El taxista llamó a Eva al llegar y le dijo que había aparcado justo debajo.
- Vera, ¿sigues ahí?
- Sí.
- Coge tus cosas y a tu hija y baja, te espera un taxi en la puerta.
Vera le hizo caso y bajó rápidamente.
Vio el taxi y entró. Dentro había un hombre.
- Hola, usted debe ser Vera.- Le saludó el hombre.
- Sí.
- Yo soy un compañero de la radio de Eva, me llamo Dani. - Le dijo tendiéndole la mano.- Me ha enviado ella, conozco su caso.-Le informó. - He venido para ayudarlas.
- Gracias.- Le respondió.
- ¿Dónde les llevo?- Preguntó el taxista.
Vera no supo qué decir, y Dani le dio la dirección de la radio.
Al llegar fueron al estudio de Eva y la encontraron con Nico.
- Eva - la llamó Dani al verla, ella se giró. - Ésta es Vera.
Eva y Nico se acercaron a ella, Vera estaba asustada.
- Hola Vera, hemos hablado mucho por teléfono. - La saludó Eva. - Éste es Nico, ya lo conoces.
- Me alegra mucho conocerla en persona.- Le dijo Nico.
- A mí también. - Le dijo Vera aliviada. - Muchas gracias por todo.
- Ésta debe de ser su hija.- Dijo Nico mirando el carricoche.
- Sí, ésta es Lucía.
- ¿Le ha tratado bien Dani?
- Sí, mucho.
- Vera, hemos traído a la policía nacional, más en concreto al personal de atención a la mujer maltratada.- Le explicó Eva. - Esto no va a salir, les vamos a dejar una sala para hablar pero sin micros ni nada.
- Nada de esto saldrá por la radio.- Le aseguró Nico.
- ¿Puede entrar mi hija conmigo?
- Sí, por supuesto. - Le respondió Eva.
Todos entraron en el estudio.
- ¿Quiere algo? ¿Agua, un té,...? - Le ofreció.
- Agua, por favor.- Les pidió.
- Éstos son los agentes Elena y Manuel, van a llevar su caso.
- Hola.- Los saludó.
- Hola.- Le respondió Manuel.
- Vera, ¿cuánto tiempo lleva aguantando esto?- Le preguntó Elena.
- Seis meses.
- Y ¿no se lo ha contado a nadie?
- No.
- ¿Por qué?
- Porque si lo cuento le hará daño a mi hija, y eso no puedo permitirlo. - Le explicó. - Y yo no trabajo, ¿cómo la voy a mantener?
- Si denuncia no dejaremos que se acerque ni a usted ni a la niña. Y le daremos recursos, no se preocupe. - Le explicó Elena animándola.
- ¿ Y si se enfada?
- No vamos a dejar que se acerque a ninguna de las dos.
- Pero, ¿dónde vamos a vivir?
- No se preocupe, si no tiene a dónde ir le proporcionaremos un piso de protección oficial. - Le respondió Elena.- Tenemos que ir a comisaría, aquí no puede declarar.
Elena, Manuel, Vera y Lucía llegaron a comisaría y se sentaron en un despacho. Vera relató toda su historia frente a los policías y un psicólogo. Dos agentes detuvieron a su marido y ella se quedó con la custodia de Lucía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario