"¿Qué hago aquí?" Me preguntaba mientras encendía un cigarrillo. Cigarro en la boca y mirada al frente. "¿Qué hago?". Estaba en lo alto de la colina. Sentada, mirando al horizonte. Chándal gris, camiseta azul tenue, chaqueta. Mirando a la nada, pensando en todo.
El cielo morado me cubría, y dejaba caer sobre mí su lluvia de estrellas. Perseidas. No se oía nada, solo el silencio. Un silencio vacío. Estaba sola. Podía haber ido con cualquiera, pero no. Fui sola, y ahí estaba. Sola con mi cigarrillo y mis estrellas.
La estrella de mi primer amor, que se marchó demasiado pronto y sin saber cuánto le quería. La estrella de los recuerdos que un día tuvo mi abuela, con todos nuestros rostros e historias. La estrella donde se refleja a mi padre como el hombre más fuerte del mundo. La estrella donde se ve a mi madre como la mujer más sabia del mundo. La estrella en la que se reflejan las miradas cómplices entre mi hermana y yo cuando hacíamos alguna travesura. La estrella de todas las lágrimas que derramé por mis seres queridos.
La estrella de mi inocencia, cuando pensaba que todas las personas eran buenas. La estrella de mi amistad con ciertas personas, con las que me distancié emocional y físicamente. La estrella de algunos de mis antiguos miedos, esos que vencí, y la de algunas de mis antiguas ilusiones, las que cumplí y las que dejaron de hacerme gracia. La estrella de aquellos sueños que no cumplí, y para los que ya no tengo tiempo. La estrella del tiempo que perdí haciendo cosas innecesarias, como discutir con mi padre sabiendo que él tenía razón.
La estrella de mis noches en vela estudiando acompañadas de café, y la de los nervios al día siguiente frente al examen. La estrella de mis quebraderos de cabeza intentando resolver aquellos problemas y ecuaciones matemáticas. La de mis ejercicios de física. La estrella de todas las horas que empleé en estudiar todas y cada una de mis asignaturas para los más de quinientos exámenes que hecho a lo largo de mi vida. La estrella de todas las palabras que he usado y escrito en toda mi vida.
La estrella de las lágrimas de dolor y la de las lágrimas de felicidad. Las que derramé en mis caídas. En mis citas médicas. En las pérdidas de algunos seres queridos. En mis cumpleaños. En las bodas a las que he asistido. En los nacimientos importantes.
La estrella de todas las canciones que he cantado. Las del karaoke, las de la ducha, las de los cumpleaños y las de las noches de juerga. Las de las canciones que me han emocionado, que me han descrito, que me han animado, que me han dado paz y consuelo.
La estrella de mis enfados, y la de mis malos pensamientos. Las estrellas de todas las cartas que envié a los reyes magos, de todas las ilusiones que puse al escribirlas, de los papeles que tiré al desenvolver mis regalos, y de sus embalajes. Las estrellas de la ilusión de ir casa por casa cada año descubriendo los regalos.
Las estrellas de mis ganas de jugar a las muñecas, a los coches y motos, a la pelota y de montar en bicicleta. La estrella en la que mi prima me enseñó a montar en bici. La estrella en la que me enseñó a pelear. La estrella en la que mis profesores me enseñaron números y letras. La estrella en la que mis padres me enseñaron a hablar y a andar. La estrella en la que mi hermana me enseñó a nadar. La estrella en la que mis amigas me enseñaron el poder de la amistad.
La estrella en la que toda la gente que se fue me enseñó a echar de menos y a valorar las pequeñas cosas.
"¿Qué hago aquí? " Me preguntaba bajo las perseidas.
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