¿Nunca has pensado en perderte? Imagina por un momento que puedes ir a cualquier parte del mundo, la que quieras. Pero no puedes decirle a nadie a dónde vas y, por supuesto, tampoco puedes llevarte a nadie. Vas solo/a a un sitio desconocido y sin teléfono móvil. ¿Te daría miedo?
Es un viaje para ti. Para perderte, para encontrarte. Para descubrir nuevos lugares, gente nueva, costumbres diferentes,... Es una experiencia nueva y única para ti.
El propósito de este viaje no es visitar monumentos, relajarte o hacer muchas actividades. No es un viaje romántico, no es un viaje turístico, no es un viaje de negocios. Es un viaje para ti. Solamente para ti. En un lugar desconocido, para que salgas solo por la noche y te vayas a bailar y a tomarte una copa en algún pub que esté lleno. Para que vayas al aseo, que alguien te pida un clínex y puedas hacer un nuevo amigo.
Para que bailes y sientas la música en tu cuerpo, para que sonrías, para que disfrutes. Para que salgas descalzo de allí y vuelvas tarde a tu habitación a dormir. Sin darle explicaciones a nadie.
Es un viaje para que te pierdas por esa ciudad viendo sus rincones. Para que pasees por las calles de esa ciudad sin mirar la hora, observando sus casas, sus establecimientos, su gente,... Para que sientas su música en las calles cuando veas a un sintecho tocando la guitarra con el platito delante en mitad de la acera. Para que te pares a escuchar su melodía y su letra, y así intentes entender su manera de ver la vida.
Es un viaje para que pases por un parque y te detengas a observar a los niños, niñas y palomas, mientras te sientas en un banco a comer pipas. Es un viaje para que te detengas en cada detalle de las calles por las que pasas, no para hacer fotos sino para disfrutarlas. Es para descubrir lugares nuevos, para que pases por esas calles estrechas por las que nunca pasarías, para que entres en ese local en el que nunca comerías.
El sitio en el que estás, el destino final de este viaje, es colorido y hay una gran aglomeración de gente por las calles, pero no conoces a nadie. Vas andando, hace sol, entras en un mercadillo grande que tiene puestos de bisutería, ropa, accesorios, comida,... No compras nada porque no te hace falta, pero te fijas en cada puesto que ves. En las pulseras, los collares, las piececitas artesanales perfectamente decoradas a mano que venden,... Intentas registrar en tu retina todo lo que ves.
Solo caminas, sin prisa, observando, intentando retener ese momento. Es un lugar nuevo para ti, diferente, y quieres disfrutarlo sin prisa. Se trata de disfrutar el tiempo sin planear lo que pasará después. De estar toda la tarde pateando las calles de una ciudad nueva, que se te hagan las doce de la noche y aún no sepas dónde vas a cenar.
Se trata de disfrutar el aquí y ahora, el mítico "Carpe diem". Se trata de perderte entre calles que no conoces, mezclarte entre la multitud, vestirte como ellos, beber de su cultura hasta emborracharte, aprender tantos idiomas que lleguen a mezclarse entre sí. Descubrir nuevas sensaciones, escuchar y bailar diferentes tipos de bailes y canciones, aprender diferentes maneras de entender y vivir el arte.
Ampliar tu vocabulario y crear así un bagaje tan grande que no te quepa en la mochila, acompañado de diversas experiencias y un montón de enseñanzas y nuevas amistades. Es un viaje para ti. Para perderte, para encontrarte.
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