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Llegué aquí una fría madrugada de diciembre. Los primeros libros que llegaron a mis manos me mostraron la magia de la imaginación y la belleza de las palabras. Más tarde, despertaron en mí la necesidad de plasmar éstas en nuevos relatos. La música me enseñó otra forma de ver la vida y, aunque no sé cantar, disfruto mis ratos libres escuchándola. Estas tres pasiones y disfrutar con la gente que me quiere son los pequeños placeres de mi vida. Me gusta fijarme en los pequeños detalles, ya que son los que le dan un toque personal a las cosas, e intento introducirlos en todo lo que hago, incluidos los relatos. Me gusta andar aunque no sepa a dónde voy o vaya sin rumbo fijo, creo que perderse es una buena forma de conocer otros lugares. Disfruto nadando, aunque no tenga el suficiente tiempo para ello, ni la playa muy cerca. Me considero una persona sencilla, no necesito gran cosa para ser feliz. Me gusta hacer las cosas de manera original, pero no destacar. Y estoy aquí porque necesito sacar las pequeñas ideas que pasan por mi cabeza.

jueves, 4 de junio de 2015

Héctor - Capítulo 1

Héctor se despertó a las once, era sábado. Sus manos rastrearon la cama en busca de Érica, no estaba. Pensó que estaría en el baño o en la cocina y no se preocupó, así que volvió a quedarse dormido.
Lucy, su hija, fue a su cama unas horas más tarde. Lucy se subió a la cama de sus padres y se acurrucó junto a Héctor. Él volvió a abrir los ojos y la abrazó.
-¿Ya estás despierta? - Le preguntó sonriendo.
- Sí. - Le respondió ella.
Héctor la abrazó y le dio un beso. Ambos estuvieron un poco más en la cama. Después Lucy se levantó y se fue al aseo a asearse. Héctor se levantó e hizo la cama y se encontró una nota.
"Qué raro" pensó.
Abrió la nota y la leyó:
"Me voy. No me busques, no me llames".
Era la letra de Érica. Héctor levantó la vista y vio el armario de Érica abierto y vacío, igual que su mesita. Fue al aseo y faltaban todas las cosas de Érica y una bolsa de aseo.
- Papá, la mamá no está. - Le dijo Lucy a Héctor extrañada.
- Tampoco sus cosas.- Le respondió Héctor.
Héctor llamó a Érica, necesitaba respuestas; pero ella no le cogió el teléfono. Pasó varios días llamándola y dejándole mensajes y whatsapps, pero Érica no le respondió. Llamó a sus suegros, a su cuñado y a sus sobrinos pero ninguno le cogió el teléfono ni le abrió la puerta de su casa.
Todo era muy extraño.
Lucy llamó a Érica la primera noche, horas después de que lo hiciera Héctor. Marcó los números en el fijo y se puso a esperar. Esperó...el teléfono daba línea,... Unos cuantos pitidos...y "deje su mensaje al oír la señal".
- Mamá soy Lucy, ¿dónde estás? ¿Cuándo vas a volver a casa? Te echo de menos. - Héctor la miraba con la esperanza de que Érica le cogiera el teléfono...pero no fue así. -No me contesta.
- Estará en el aseo, duchándose...O a lo mejor lo tiene apagado. - Le dijo Héctor.
Lucy colgó el teléfono y se fue a su cuarto llorando. Héctor fue tras ella. Lucy estaba llorando encima de su cama y Héctor la abrazó.
- Venga que no pasa nada- la animó. - Seguro que vuelve en unos días.
Lucy se durmió llorando y Héctor fue a acostar a Nerea, su hija pequeña, que aún era un bebé.

Lucy llamaba a su madre todos los días después de comer y de cenar, pero ella no le cogía el teléfono.
-Mamá, mamá ¿estás ahí?

Héctor empezó a llamar a Érica:
-Érica soy Héctor, ¿dónde estás? ¿Qué pasa?¿por qué te has ido?¿por qué no le coges el teléfono a Lucy?
Érica no les cogía el teléfono. Lucy siguió llamándola durante meses, en los que se dormía llorando, y ella siguió sin cogerle el teléfono.

Héctor empezó a mandarle whatsapps a Érica.
"Me da igual porqué te has ido pero, por favor, cógele el teléfono a Lucy."

Lucy dejó de comer y siempre estaba de mal humor.
- Venga cariño come un poco - le pidió Héctor.
- No tengo hambre.
- Pero tienes que comer.
- No voy a comer hasta que no venga la mamá.
- Lucy no sabemos cuando va a volver la mamá, tienes que comer.
-No.-Le respondió Lucy enfadada, y se fue a su cuarto.
Lucy siguió negándose a comer y llamando a Érica, pero ella seguía sin cogerle el teléfono.

Un día, Lucy estaba esperando a que Érica le cogiera el teléfono, Héctor se acercó a ella y le colgó el teléfono.
-¿Qué haces? - Le preguntó Lucy hecha una furia.-Estaba llamando a la mamá.
- Lucy la mamá no va a venir.
- Sí va a venir.-Le respondió agresiva.
- Han pasado muchos meses y no ha llamado ni te ha cogido el teléfono ni una sola vez. -Le recordó Héctor.
- No.-Le respondió ella medio llorando.-Va a venir. Va a venir. Eres tu el que no me deja hablar con ella, tu no quieres que venga.
- Claro que quiero.
- No.-Le respondió y se fue a su cuarto llorando.
Héctor fue tras ella y la encontró en la cama boca abajo.
-No puedes seguir así - le dijo con voz suave, acariciándole el pelo.-Te estás volviendo agresiva, no comes y no me hablas.
-Quiero ver a la mamá.
- Lucy...es difícil decirte esto, pero...No va a venir. La has llamado muchas veces y yo también, y no nos ha cogido el teléfono. La mamá no quiere saber nada de nosotros. Se ha ido, nos ha dejado.

Lucy siguió negándose a comer y un día se desmayó en clase. La profesora llamó a Héctor y a una ambulancia. Héctor dejó a Nerea con su madre y se fue al hospital.
Llamó a Érica por el manos libres:
-¿Dónde estás? Lucy está en el hospital, ven rápido por favor.
Llegó al hospital.
- ¿Dónde está Lucy?-Le preguntó alarmado a la profesora.
- En la 210
Héctor subió a toda pastilla por las escaleras.
A Lucy le habían puesto un gotero.
- Papá.
- Estoy aquí cariño, ¿cómo estás?-Le preguntó preocupado acercándose a ella.
- ¿Qué ha pasado?
- Te has desmayado.-Le respondió Héctor. - Tu profesora me ha llamado, estás en el hospital.
- ¿Y la mamá? - Le preguntó. -¿La has llamado? ¿Va a venir?
Héctor no sabía cómo responderle.
- Lucy...La mamá...No me ha cogido el teléfono. - Le respondió.
Lucy se dio la vuelta y se acostó mirando hacia la pared.
- Pero yo estoy aquí, cariño. - Le dijo Héctor acariciándole el brazo.-Estoy contigo, y con Nerea.
Al día siguiente Lucy marcó el número de su madre en el fijo. Héctor se acercó a ella y le colgó el teléfono.
- No llames a la mamá. - Le pidió. - Has estado meses llamándola y no te ha contestado. Acabas de volver del hospital, tu madre lo sabe, le dejé un mensaje cuando ingresaste. -Le informó. -Cariño han pasado muchos meses, no va a volver. No sigas llamándola porque no te va a coger el teléfono y vas a acabar otra vez en el hospital. Y eso sí que no, no voy a permitir que vuelvas a estar así.





Héctor estaba haciendo la cena: sándwiches de jamón y queso en la tostadora,  y Lucy se acercó por detrás y lo abrazó . Héctor la miró, dejó el cuchillo y la rodeó con un brazo. Le acarició el hombro y el brazo.
- ¿Estás bien? - Le preguntó.
- Sí- le respondió Lucy sonriendo.
Cenaron, Héctor acostó a Nerea y se acostó a dormir.


Héctor llevaba dos años sin trabajo. Se le habían acabado el paro y la ayuda familiar. No tenía a nadie y necesitaba sacar adelante a sus hijas, así que empezó a robar por las noches.

Una noche, después de acostarlas, bajó todas las persianas, cerró las ventanas con candados, conectó la alarma a su móvil y se fue. Cogió un arma descargada y se fue lejos con el coche. Llegó a una casa y entró, encapuchado. Robó: comida, gel de baño, champú, pañales para Nerea y toallitas. Volvió a casa.

Dos semanas después volvió a robar a otra casa en la que había un bebé. Cuando estaba en la cocina apareció un hombre. Héctor le apuntó con la pistola, lo ató en una silla del comedor y le tapó la boca. Después se despertó la mujer, Héctor le ató las manos y le puso la pistola en la espalda.
- Saque el carro de la compra y llévelo a la cocina.
Ella le hizo caso. Al llegar a la cocina llenó el carro de comida.
- Ahora lléveme al aseo.
Ella lo hizo, temblando de miedo.
Héctor cogió: gel, champú, cuchillas de afeitar, pañales, toallitas,...
Estando en el aseo apareció una niña.
-¿Qué hace con mi mamá? -Le preguntó asustada.
- ¿Por qué no te vas a la cama?-Le preguntó Héctor con voz cariñosa.-Mañana tienes cole.
-¿Le vas a hacer daño a mi mamá?- Le preguntó con miedo.
- No.-Le respondió Héctor-No, tranquila.
Héctor se acercó a la mujer:
-Venga mamá, vamos a acostar a la niña.-Le indicó Héctor a la mujer.
Ella tomó la mano de su pequeña y la llevó a su cama.
- Mamá, ¿qué te va a hacer?-Le preguntó asustada.
- Nada cielo, no te preocupes. - Le respondió y le dio un beso.
Héctor miró su móvil para ver a sus hijas por las cámaras que había puesto en su casa. Las dos estaban dormidas.
- Señora no tengo toda la noche.
La mujer salió de la habitación.
- Saque el dinero que tenga.- Le ordenó.
Ella le hizo caso, y metió la mitad en una bolsa, que metió en el carro de la compra con todo lo demás.
-Vamos a su habitación.
Al entrar él le quitó la pistola de la espalda y le sacó unos pantalones vaqueros, un sujetador, una camiseta lila y una chaqueta.
- Vístase - le ordenó y salió de la habitación para no verla desnuda.
Cuando ella salió,  la llevó a la puerta de su casa.
- Coja el carro y baje conmigo.-Le ordenó. - No se le ocurra hacer ningún movimiento raro.-Le ordenó mientras cogía sus llaves.
Ella le hizo caso, lo bajaron todo y lo metieron en el coche de Héctor.
-¿Por qué hace esto?-Le preguntó ella.
- Porque se me ha acabado el paro y tengo dos hijas a las que mantener.-Le respondió Héctor. - Yo no quiero hacerle daño a nadie, pero tengo que sacar adelante a mis hijas, y no tengo otra manera de hacerlo. -Se hizo el silencio.
- Y ¿por qué nosotros?
- Porque tienen un bebé. -Le respondió subiendo a su casa.- Mi hija pequeña es un bebé y necesita leche, pañales, toallitas,...por eso necesito casas en las que haya, al menos, un bebé.
Subieron a su casa y oyeron un ruido.
-¿Has sido tu?-Le preguntó la mujer.
-No.-Le respondió él.
La llevó hasta el comedor y la ató en una silla al lado de su marido. Siguió el ruido y acabó en la habitación de la hija mayor, una niña de seis años. Vio a un hombre agachado al lado de la cama. Le había quitado la sábana y estaba desnudándola, ella estaba despierta.
Intentaba quitarse sus manos de encima pero no podía.
- Apártese de ella.- Le ordenó al hombre apuntándole con la pistola.
- Oiga, usted tiene a la mujer y a la bebé, déjeme a mí a la niña. - Le dijo.
Héctor se acercó a el, le cogió por la espalda y lo separó de la cama.
- Le he dicho que se aleje de la niña - le dijo enfadado.- Lárguese de aquí y no vuelva a tocarla. - Lo sacó de la casa y volvió a la habitación de la niña. -¿Estás bien? - Le preguntó.
La niña asintió con la cabeza. La bebé empezó a llorar y Héctor fue a cogerla.
- ¿Qué pasa? - Le preguntó con voz cariñosa mientras la cogía. - Tranquila, no te voy a hacer nada.-Se la acurrucó poniéndole la cabecita en su hombro. Se la llevó al comedor intentando calmarla y le desató las manos y los brazos a la mujer. -Te dejo con la mamá. - Le dijo a la bebé y la dejó encima de su madre. La mujer la cogió en brazos y la calmó. - Cójala pero no intente hacer nada.

Héctor miró el móvil para ver a sus hijas y se fue a casa. Al llegar fue a las habitaciones a verlas. Ambas estaban dormidas. Les dio un beso a cada una y se fue a dormir.

Al día siguiente, Héctor llevó a Lucy al colegio, limpió, hizo la comida y fue a recogerla.
- ¿Dónde estabas anoche?-Le preguntó Lucy.
- Durmiendo en mi cama.
- No .Fui al aseo y vi que tu cama estaba hecha. - Le respondió triste. - No estabas en casa.
- Sería cuando fui al aseo.-Le mintió.
- No. Estaban todas las luces apagadas.-Le respondió. - No estabas.- Empezaron a caerle unas lágrimas por las mejillas.-Te vas a ir, ¿verdad? Tu también.
- Claro que no.-Le respondió. - Lucy yo nunca os dejaré.
- Mentira, te vas a ir como la mamá.
- No. No os dejaría por nada del mundo, ni a ti ni a Nerea.
- Entonces, ¿dónde estabas anoche?
Héctor agachó la cabeza.
- Fui a robar.-Le respondió.
-¿A robar?- Preguntó Lucy extrañada. Su padre no podía ser un ladrón.
- Lucy tengo que daros de comer.-Le respondió. - No voy a dejar que paséis necesidad y no puedo comprar comida. No tengo trabajo ni paro, pero no puedo fallaros. Yo soy vuestro padre, tengo que sacaros adelante. -Lucy no supo qué decir. Su padre se la jugaba para darles de comer. - Pero yo estoy pendiente de vosotras todo el rato. Hay cerrojos en las ventanas que siempre cierro antes de irme, conecto la alarma antes de salir y siempre echo la llave. Tengo cámaras y puedo veros en todo momento por el móvil. -Le explicó. - Siempre estoy pendiente de vosotras.
-Perdona papá - le dijo Lucy abrazándolo.
Héctor la abrazó. 

Héctor encontró trabajo unos meses más tarde y dejó de robar. Héctor, Lucy y Nerea aprendieron a seguir con sus vidas sin Érica. Dejaron de llamarla y de buscarla. Si ella no quería saber nada de ellos, ellos tampoco se interesarían por ella.

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