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Llegué aquí una fría madrugada de diciembre. Los primeros libros que llegaron a mis manos me mostraron la magia de la imaginación y la belleza de las palabras. Más tarde, despertaron en mí la necesidad de plasmar éstas en nuevos relatos. La música me enseñó otra forma de ver la vida y, aunque no sé cantar, disfruto mis ratos libres escuchándola. Estas tres pasiones y disfrutar con la gente que me quiere son los pequeños placeres de mi vida. Me gusta fijarme en los pequeños detalles, ya que son los que le dan un toque personal a las cosas, e intento introducirlos en todo lo que hago, incluidos los relatos. Me gusta andar aunque no sepa a dónde voy o vaya sin rumbo fijo, creo que perderse es una buena forma de conocer otros lugares. Disfruto nadando, aunque no tenga el suficiente tiempo para ello, ni la playa muy cerca. Me considero una persona sencilla, no necesito gran cosa para ser feliz. Me gusta hacer las cosas de manera original, pero no destacar. Y estoy aquí porque necesito sacar las pequeñas ideas que pasan por mi cabeza.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Te has colado en mis sueños

No sé quién eres ni de dónde has llegado. Tampoco sé porqué estás aquí, ni quién te ha traído. Solo sé que un día apareciste. Cerré los ojos y allí estabas, en mis sueños. Cambiándolo todo de sitio y pintando las paredes de cada habitación. Has dejado la cajita donde los guardaba totalmente diferente, ahora es más grande y luminosa, y la has llenado de enredos y cosas que ni siquiera sé cómo se usan.

Son bonitas, no lo niego, pero no sé qué hacen aquí ni para que las quieres. Dices que ahora éste es tu espacio, que te has acomodado y ya no hay quién te eche, y yo me enfado porque en realidad es mi espacio. Porque te has colado, llegaste de la nada y nadie te ha invitado a quedarte. Has hecho tuyo este sitio sin que nadie te diera permiso, sin ni siquiera haberlo pedido.

Que haya olvidado cerrar la puerta no quiere decir que te haya invitado a pasar, no puedes ponerme esa excusa barata. Has cruzado el umbral y has llegado a mis adentros, has accedido a mis más íntimos deseos, a mis mayores anhelos. Y pretendes quedarte, pretendes hacerles compañía. Dices que quieres dormir entre ellos, que ya has encontrado tu postura ideal. Lo mueves todo de un sitio para otro como si de tu propio hogar se tratase, como si tuvieras derecho a decidir su estructura y decoración. Y lo haces con aspecto despreocupado y sonriente, como el joven que consigue independizarse y empieza a amueblar su casa nueva.

Te miro desconcertada, y a veces te doy pequeños toquecitos en el hombro con mis dedos, intentando llamar tu atención, hacerte ver que no estoy de acuerdo, pero te da igual. Has decidido quedarte y nada te parece un obstáculo. Vas con una sonrisa de un lado para otro con cajas y bártulos que no sé ni lo que llevan, y te da igual que te esté observando. A veces incluso me resulta gracioso ver cómo caminas sin inmutarte sabiendo que te estoy observando.

No entiendo para qué quieres tantos cachivaches pero empiezan a parecerme graciosos e interesantes. Te pregunto para qué sirven pero no quieres decírmelo, me hablas solo con tu mirada, y ésta me invita a manipularlos y descubrir sus usos por mi cuenta.

Eres joven y alegre, y no parece que nada ni nadie te preocupe. Estás aquí y no parece que tengas prisa por irte, pareces a gusto. Me sonríes con picardía y haces el tonto de vez en cuando. Intento  eludir tus frases, tus actos,... Pero no puedo. Cierro los ojos y allí estás: en mis sueños. ¿Y sabes qué? Creo que empiezo a acostumbrarme. Me sonrojas con tus tonterías y haces que sienta seguridad cuando me rodeas con tus brazos. Te veo durmiendo entre mis sueños y tengo ganas de tumbarme entre tus brazos, de fundirme con tu piel.

Últimamente haces que la noche sea mi parte favorita del día. Y es que empieza a gustarme tu picardía, tu manera de mirarme intentando que no te pille. Me gusta tu forma de transmitir alegría, cuando te paseas observando cada detalle de mis sueños. Empiezas a gustarme, y llevas aquí tanto tiempo que te has convertido en un huésped. El huésped que se ha colado en mis sueños.

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