Sonaba 'One Kiss' de Dua Lipa en la discoteca, y los tacones ya se hacían de notar tras un buen rato bailando. Sus pies les pedían descanso y sus cuerpos, un buen colchón sobre el que reposar, así que decidieron irse.
- Nos vamos ya.- Dijo Anaís.
- ¿Seguro?¿Tan pronto?
- Tan pronto dice. Jóse son las tres de la mañana.
- Pero mañana es domingo.
- No. Nos vamos.
- ¿Vais bien?- Preguntó Toni queriendo saber si iban borrachas.
- Van mejor que tú.- Le respondió Elena riendo.
- Toni si no hemos bebido nada en toda la noche. - Respondió Emma poniéndose el abrigo. Era negro y tan largo que apenas dejaba ver el pantalón de la rodilla hacia abajo y las botas.
- ¿Estás ya, Em?- Le preguntó Anaís. Llevaba un pantalón largo negro, un abrigo marrón encima y una bufanda.
- Sí. Nos vamos chicos.
- Pasarlo bien.- Les deseó Anaís.
- Llamad cuando lleguéis.- Les pidió Toni.
Emma y Anaís salieron juntas hacia la parada de taxis. Por el camino se les acercó un coche con tres chicos dentro. Llegó a su altura y el copiloto bajó la ventanilla.
- Hola bonitas ¿os llevamos a algún sitio?
Emma y Anaís no dijeron nada y siguieron andando. Llegaron hasta la parada pero no había ningún taxi. Tenían que esperar pero no querían, tenían miedo.
- Venga guapas, vamos a dar una vuelta.- Les dijo el copiloto.
Emma se quedó parada, no sabía qué hacer.
- No te pares Em, volvamos dentro.- Le pidió Anaís cogiéndola de la mano.
El copiloto vio a Emma paralizada y le dijo a Anaís:
- Tu amiga quiere quedarse a jugar, ¿por qué no te quedas tú también?
- Emma vamos.- Le pidió intentando que andara.
Emma estaba paralizada y asustada. No sabía reaccionar. Tenía mucho miedo. Anaís intentaba tirar de ella pero era en vano. El copiloto y el chico de detrás aprovecharon ese momento para bajar del coche.
- ¡Vamos joder!- Le gritó Anaís a Emma poniéndose un poco nerviosa. Sacó su teléfono y marcó el número de la policía.
- ¿Qué haces con eso?- Le preguntó el copiloto intentando quitarle el teléfono.
- Deja que te ayude con ella.- Le dijo el otro chico intentando coger a Emma.
Anaís agarró fuerte a Emma y se le cayó el teléfono. El segundo chico recogió el teléfono del suelo y vio que, aunque el número estaba marcado, no había llamado todavía. Así que le dio a colgar, apagó el teléfono y se lo guardó.
- Lo estás deseando.- Le dijo.
- ¡No!
- Claro que sí.
- Emma muévete por favor. - Le pidió a su amiga intentando volver a la discoteca.
- No quiere irse a ningún sitio, quiere quedarse con nosotros, y tu deberías hacer lo mismo.- Insistió el copiloto cogiéndola por el brazo.
- ¡No me toques!¡Suéltanos!
Entre el copiloto y el segundo chico lograron separarlas. El copiloto le apretó el culo a Anaís con una mano y con la otra le apretó el pecho. Empezó a darle besos y no pudo escapar. El segundo chico metió a Emma en el coche.
- ¡Emma! - Le gritó Anaís.
- Tu amiga está bien. - Le dijo el copiloto aplastándole los pechos con el brazo izquierdo. Le tocó el culo y las caderas con la otra mano.- Quítate esto anda.- Le dijo quitándole el chaquetón.
- ¡No, no me toques! - Le gritó Anaís intentando quitárselo de encima, pero no pudo. Él era demasiado fuerte.
El conductor y el segundo chico violaron a Emma en la parte posterior del coche. Anaís lo vio. Mientras uno la violaba y la manoseaba, el otro le agarraba las muñecas y la besaba. Anaís le gritó, la llamó por su nombre, gritó más fuerte pidiendo auxilio. Pero Emma no podía ni pestañear, estaba en shock y no la oyó, y el resto del mundo, tampoco. El copiloto aprovechó esos segundos para terminar de quitarle el chaquetón y desabrocharle el sujetador. La empujó y la metió en el asiento delantero del coche.
- Ven aquí, puta.- Le dijo a Anaís, mientras cerraba la puerta tras de sí.
- ¡Déjame!- Le exigió intentando abrir la puerta. Pero no pudo porque el seguro estaba echado y no sabía cómo quitarlo. Intentó pasar a la parte de atrás para ayudar a su amiga, pero el copiloto no la dejó.
Se sentó encima de ella para que no se moviera y le acarició la cara y el pelo. Bajó la mano y le quitó el jersey mientras ella le arañaba y le pedía que no lo hiciera. Anaís bajó la ventanilla del coche y empezó a gritar y a pedir ayuda. Pero no la escucharon. El copiloto la violó mientras ella gritaba y pedía auxilio.
Al terminar cambiaron el coche de sitio, y las abandonaron a la salida del pueblo, desnudas y con algunos golpes. Se quedaron allí, solas. Emma seguía en shock y no se podía mover, estaba tumbada en el suelo. Y Anaís sentía asco e impotencia pero tampoco quería moverse.
La policía las encontró al día siguiente, al pasar con un coche patrulla.
- Hola señoritas, ¿se encuentran bien?- Les preguntó un policía.
- No.- Le respondió Anaís agotada y con ganas de llorar.
La policía las subió al coche y las llevó al hospital. Anaís le contó lo que había pasado, y en el mismo hospital pusieron la denuncia.
Unos días después los reconocieron. Los tres fueron juzgados. El copiloto fue condenado por violación, pero los otros dos solo cumplieron condena por abusos sexuales sin violencia, ya que Emma había entrado en shock y no había reaccionado contra ellos.
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