Todo se había acabado, todo era diferente, ya nada tenía sentido; estaba viviendo en una realidad diferente, una realidad trasladada del pasado, era como si estuviera atrapada. Los años pasaban y ella seguía pensando en lo mismo, en el mismo, Iván. Se dio cuenta, lo sabía, Iván era ya un tema absurdo para ella; nada podía hacer, sólo rallarse la cabeza, así que decidió olvidarle, pero olvidarle de verdad.
Sacó su caja de recuerdos y tiró todos sus regalos, todas sus cartas, todas sus fotos, borró su número de teléfono de su agenda,...se deshizo de todo lo que le recordaba a él. Hizo una limpieza muy grande, debía hacerla, debía cambiar hasta ciertos hábitos que tenía y estaba dispuesta, muy dispuesta.
Ahora lo tenía claro, saldría de ese mundo sin sentido en el que estaba viviendo, no iba a ser fácil, nadie dijo que lo fuera a ser, pero tenía ilusión, ganas,...eso es, ganas, ganas de empezar de cero, de salir con gente nueva, de centrarse en sus estudios, en sus amistades y en su familia. De olvidarle, de no verle, pero no porque le odiara o porque le cayera mal, sino porque sabía que cuanto más le viera, cuanto más le hablaran de él o de su entorno, más difícil le sería salir de ese mundo en el que había quedado atrapada.
Debía y quería olvidarlo, tan simple y a la vez tan difícil. Tan simple porque era sólo una persona, una persona a la que ya casi no veía; y tan difícil por todo lo vivido y sentido. Lo había intentado ya dos veces, pero esta vez sería la definitiva, sería la última.
Había hecho de él su mundo, pasaba todo el día pensando en él; pero todo eso se iba a terminar.
Se dio una ducha de agua fría y salió a la calle a despejarse, dio un paseo por la ciudad, evitando todos aquellos lugares que le recordaban a él, a Iván.
Por el camino se encontró con Maka, que iba a recoger un pantalón que había dejado su madre en la modista para que lo arreglara, y decidió acompañarla. Después de recoger el pantalón fueron a comer juntas. Una ensalada, unos macarrones a la boloñesa, un par de coca-colas, un café, una despedida, dos besos,...Volvió a su casa, sus padres estaban durmiendo la siesta, así que entró sin hacer ruido. Se acostó a dormir la siesta en su cuarto, ya que los sofás ya estaban ocupados, por sus padres evidentemente. Antes de quedarse dormida se quedó mirando al techo, no quería recordarlo, pero cada vez que se quedaba sola o que no tenía nada que hacer, no podía evitar acabar pensando en él, en Iván; por eso siempre intentaba estar ocupada, hablando con la gente, escuchando música que no le recordara a él, viendo la tele,...Y empezar de cero, eso era lo que quería. Olvidarlo y centrarse en su vida, sin él, como tenía que ser.
Pasaron los meses y ya ni se acordaba, procuraba tener la mente ocupada en otras cosas, por la noche se dormía escuchando música, le ayudaba centrarse en las historias que contaban esas canciones, historias que no se parecían en nada a la suya, a la que había estado viviendo; ya que se había decidido a empezar otro capitulo de su vida, de cero, otra historia, otras canciones. Canciones de Dani Romero, José de Rico, Xriz,... Canciones diferentes, canciones para olvidar. Lugares nuevos de la ciudad, recorridos más largos para llegar a su destino, sin pasar por ciertos sitios que habían marcado esa época que quería olvidar. Todo su tiempo libre, de ocio; ocupado en diversas actividades para mantener la mente ocupada: escuchar música, leer, ver la tele, quedar con Maka y otras amigas,...
Una noche, Maka la llamó para salir, fueron a cenar a un bar que había cerca de la casa de Maka y después a tomar unas copas. Allí conocieron a un par de chicos, Ander y Maikel. Empezaron a hablar, a tomarse una copa, dos, se dieron los teléfonos...
Al día siguiente Maikel la llamó para quedar, le había gustado. Empezaron a salir, a conocerse más y acabaron enamorándose.
Ahora sí, definitivamente, había dejado atrás una época y había empezado de cero, había empezado otra época, otra aún mejor.
Entrada inspirada en la canción 'olvidarte hoy' de Natalia y Maka
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