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Llegué aquí una fría madrugada de diciembre. Los primeros libros que llegaron a mis manos me mostraron la magia de la imaginación y la belleza de las palabras. Más tarde, despertaron en mí la necesidad de plasmar éstas en nuevos relatos. La música me enseñó otra forma de ver la vida y, aunque no sé cantar, disfruto mis ratos libres escuchándola. Estas tres pasiones y disfrutar con la gente que me quiere son los pequeños placeres de mi vida. Me gusta fijarme en los pequeños detalles, ya que son los que le dan un toque personal a las cosas, e intento introducirlos en todo lo que hago, incluidos los relatos. Me gusta andar aunque no sepa a dónde voy o vaya sin rumbo fijo, creo que perderse es una buena forma de conocer otros lugares. Disfruto nadando, aunque no tenga el suficiente tiempo para ello, ni la playa muy cerca. Me considero una persona sencilla, no necesito gran cosa para ser feliz. Me gusta hacer las cosas de manera original, pero no destacar. Y estoy aquí porque necesito sacar las pequeñas ideas que pasan por mi cabeza.

domingo, 31 de diciembre de 2017

Querido 2018

Querido 2018, aún no nos conocemos pero pronto llegarás.
He de decirte que no sé exactamente qué haré contigo, tengo algunos proyectos a medias y sé que los terminaré contigo pero me llevará menos de medio año y me dejará mucho tiempo libre, entre esos meses y después. Por eso te pido que rellenes esos huecos con risas, alegría, buena gente,... y algún que otro cubata (ya que estamos).

Te pido que, por favor, no te lleves a nadie, y que, por el contrario, me traigas gente nueva. Gente que aporte, que te haga más bonito. Gente con la que disfrutar un sábado, vivir aventuras, probar cosas nuevas y compartir momentos.
Te pido, también, conocimientos y experiencias. Conocimientos teóricos, de ésos que se aprenden en los libros y en las clases. Conocimientos prácticos, ésos que son útiles en la vida, en el día a día.
Te pido experiencias nuevas: trabajo, viajes, amor, libertad,... Estar ocupada con algo que me haga sentir útil, oportunidades para ayudar a los demás, acontecimientos en los que tomar partido, proyectos nuevos, responsabilidades, madurez,...

Lugares nuevos que descubrir, costumbres y tradiciones que probar, oportunidades para ponerme a prueba y saber si puedo valerme por mí misma. Y si me sale mal, si no soy capaz, no te preocupes porque necesitaré saberlo. Quiero costumbres y tradiciones que me hagan plantearme cosas nuevas y le den la vuelta a mi vida de vez en cuando (solo en algunos aspectos, por favor), que me hagan reflexionar, abrir la mente y pensar. Acontecimientos que hagan surgir en mí nuevas preguntas. 

Celebraciones con los míos, motivos por los que brindar y para recordar. Te pido, o más bien te exijo, que seas mejor que tu hermano 2017, que aunque me ha dado muchas cosas buenas, se ha llevado con él tesoros muy importantes. Te ruego que no te parezcas a él en eso. Y, por el contrario, te pido que me cuides a mi gente. Que los mimes y les brindes amor, que les hagas sonreír. Que las únicas lágrimas que broten de sus ojos sean de felicidad, y que con ellos yo las pueda compartir.

Querido 2018, sé que cuando llegues voy a brindar y a repartir besos por ti. Tu llegada será mi primer motivo para levantar mi copa, prométeme que me traerás muchos más. Dame inspiración e ilusión para seguir llenando mi "Pequeño mundo", y deja que mis "pequeñ@s turistas y ciudadan@s" lo descubran y disfruten.

Tráeme buena música, como el CD que están preparando Andy & Lucas, y ya que estás, tráemelos dejando que hagan algún concierto o firma de discos por aquí cerca. Déjame disfrutar con sus canciones e identificarme con algunas de ellas, como hicieron tus hermanos.

Dame voz y oportunidades para gritar. Dame momentos de emoción: de felicidad, de nervios, de sorpresa, de fascinación, de miedo, de vergüenza, de pequeños enfados,... Porque eso me hará sentir viva. "Sentir" y valorar. Y eso es lo que quiero que tu seas, 2018, sentimientos y emociones nuevas. Quiero que seas VIDA con todas sus letras. Que me dejes aprovechar y disfrutar cada momento, cada minuto, cada segundo de ti, y yo te lo compensaré cuando te vayas, guardando recuerdos de todas las experiencias que me traigas y considerándote uno de mis mejores años. Trátame bien 2018, y yo me ocuparé de recordarte siempre.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Te has colado en mis sueños

No sé quién eres ni de dónde has llegado. Tampoco sé porqué estás aquí, ni quién te ha traído. Solo sé que un día apareciste. Cerré los ojos y allí estabas, en mis sueños. Cambiándolo todo de sitio y pintando las paredes de cada habitación. Has dejado la cajita donde los guardaba totalmente diferente, ahora es más grande y luminosa, y la has llenado de enredos y cosas que ni siquiera sé cómo se usan.

Son bonitas, no lo niego, pero no sé qué hacen aquí ni para que las quieres. Dices que ahora éste es tu espacio, que te has acomodado y ya no hay quién te eche, y yo me enfado porque en realidad es mi espacio. Porque te has colado, llegaste de la nada y nadie te ha invitado a quedarte. Has hecho tuyo este sitio sin que nadie te diera permiso, sin ni siquiera haberlo pedido.

Que haya olvidado cerrar la puerta no quiere decir que te haya invitado a pasar, no puedes ponerme esa excusa barata. Has cruzado el umbral y has llegado a mis adentros, has accedido a mis más íntimos deseos, a mis mayores anhelos. Y pretendes quedarte, pretendes hacerles compañía. Dices que quieres dormir entre ellos, que ya has encontrado tu postura ideal. Lo mueves todo de un sitio para otro como si de tu propio hogar se tratase, como si tuvieras derecho a decidir su estructura y decoración. Y lo haces con aspecto despreocupado y sonriente, como el joven que consigue independizarse y empieza a amueblar su casa nueva.

Te miro desconcertada, y a veces te doy pequeños toquecitos en el hombro con mis dedos, intentando llamar tu atención, hacerte ver que no estoy de acuerdo, pero te da igual. Has decidido quedarte y nada te parece un obstáculo. Vas con una sonrisa de un lado para otro con cajas y bártulos que no sé ni lo que llevan, y te da igual que te esté observando. A veces incluso me resulta gracioso ver cómo caminas sin inmutarte sabiendo que te estoy observando.

No entiendo para qué quieres tantos cachivaches pero empiezan a parecerme graciosos e interesantes. Te pregunto para qué sirven pero no quieres decírmelo, me hablas solo con tu mirada, y ésta me invita a manipularlos y descubrir sus usos por mi cuenta.

Eres joven y alegre, y no parece que nada ni nadie te preocupe. Estás aquí y no parece que tengas prisa por irte, pareces a gusto. Me sonríes con picardía y haces el tonto de vez en cuando. Intento  eludir tus frases, tus actos,... Pero no puedo. Cierro los ojos y allí estás: en mis sueños. ¿Y sabes qué? Creo que empiezo a acostumbrarme. Me sonrojas con tus tonterías y haces que sienta seguridad cuando me rodeas con tus brazos. Te veo durmiendo entre mis sueños y tengo ganas de tumbarme entre tus brazos, de fundirme con tu piel.

Últimamente haces que la noche sea mi parte favorita del día. Y es que empieza a gustarme tu picardía, tu manera de mirarme intentando que no te pille. Me gusta tu forma de transmitir alegría, cuando te paseas observando cada detalle de mis sueños. Empiezas a gustarme, y llevas aquí tanto tiempo que te has convertido en un huésped. El huésped que se ha colado en mis sueños.

martes, 28 de noviembre de 2017

Literatura

Literatura: del latín: litteratura.1.  Arte de la expresión verbal. 2. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o un género. 3. Conjunto de las obras que versan sobre una determinada materia. 4. Conjunto de conocimientos sobre literatura.  5.Tratado en el que se exponen conocimientos sobre literatura. 6. Palabrería. 7. Conjunto de obras musicales escritas para un determinado instrumento. 8. Teoría de las composiciones literarias.

Cuando hablamos de literatura pensamos en la asignatura de Lengua y literatura. Pensamos en esas páginas del libro en las que salían los periodos y sus características, los autores más importantes y sus brillantes obras. Si nos salimos de lo que pone en los apuntes podremos ver muchos/as más autores/as y libros, nacionales e internacionales. Libros de amor, de terror, de misterio, históricos, de investigación, científicos, de referencia, monográficos,... Y no solo libros, también artículos, columnas, opiniones, reseñas, reflexiones, entrevistas,... Una infinidad de textos escritos por diferentes personas que tienen algo que contarnos.

Eso es la literatura que ves cuando tienes que estudiar o cuando ves un libro, pero ¿qué hace que una persona escriba un texto libremente, es decir, porque quiera y no porque sea impuesto por un profesor, una revista,...? ¿Qué implica todo eso? ¿Qué se ve cuando intentas escribir sobre algo? ¿Qué se plantea, o qué piensa, una persona cuando lo hace?

La literatura principalmente son palabras. Es una unión de palabras que intentan contar una historia o expresar algo. Es darle forma a un pensamiento, a una opinión, a la imaginación. Es imaginar unos personajes que realizan diferentes acciones, que llevan a cabo hazañas con o sin éxito, y registrarlas en tu cuaderno para no olvidarlas.

La literatura son sentimientos y emociones. Es una manera de demostrar lo que sientes hacia algo, alguien o algún lugar. Es elogiar a una persona querida o a un lugar idílico para ti. Es la manera de decirle a alguien lo que sientes, o de expresar las emociones y sensaciones que evoca en ti un paisaje, un objeto, un gesto,... Hay personas que nos hacen experimentar sentimientos que nunca pensamos que existirían y muchas veces tenemos la necesidad de mostrárselos, de darles a conocer esos sentimientos, y podemos hacerlo a través de la literatura. También sirve para expresar y dar a conocer los sentimientos y emociones de los personajes que nos inventemos, viviendo así otra posible vida a través de éstos.

Es por ello algo propio. Cuando escribes un texto, una historia, estás creando algo tuyo y solo tuyo. Es una invención, un acto creativo que te sale de dentro. Es algo íntimo, el autor/a desnuda sus sentimientos, sus pensamientos y plasma en el folio algo que crece en su interior. Algo que únicamente él conoce, que solo a él se debe y sólo él ha creado. Es algo personal y único ya que aunque el propio autor/a se lo propusiera de nuevo no podría escribirlo igual, aunque sus sentimientos fueran los mismos. Es por eso, además, un texto propio porque solo tu lo has escrito, y esto hace que cuando lo leas te sientas realizado. Porque has creado algo, por muy pequeño que sea, tuyo y solo tuyo. Además, al ser tuyo creas un pequeño espacio de intimidad en el que el/la lector/a entra en tu propio mundo y se acerca un poco más a ti. Puede ser, por tanto, una liberación. Expresar algo en un texto puede hacer que te liberes ya que expulsas algo de ti. Sacas un pensamiento, una preocupación, un sentimiento,... Y te desahogas, te sientes más libre.

Otra ventaja de la literatura es que nos permite viajar. Viajar a otros lugares, a otra época,... Imaginarte cómo sería tu vida en ellos. Nos permite compartir historias propias y ficticias. Es pasar por una época o etapa concreta en tu vida y poder contar algo por lo que hayas pasado. Es imaginar un nuevo final a esa historia que empezaste y no acabó como tu querías, es darle diferentes matices y cambiarla totalmente, o en parte. Es hacer que esas historias sean eternas, para poder releerlas y recordarlas siempre que quieras.

Cada texto, cada historia, es diferente. Cada personaje y trama es única, y para ello es importante darle pequeños detalles. Pequeños toques que lo personalicen y lo hagan especial. Hacer que los personajes tengan una clara personalidad en la que el lector/a pueda identificarse a sí mismo/a o a otras personas.

La literatura es escuchar una canción, tener una conversación, leer un texto,... Sacar de ello una reflexión o pensamiento sobre un tema en concreto, y querer plasmarla en algún sitio. Es darle vueltas a la cabeza sobre un tema, tener una opinión firme y querer explicarla y compartirla con los demás. Es también exponer y leer distintos puntos de vista sobre un mismo tema para tener una visión más amplia sobre éste, y poder así valorar mejor las cosas. Es querer opinar o hablar sobre un tema, y tener que investigar y aprender antes sobre el propio tema. Es utilizar esa información como fuente de aprendizaje, y como método para ampliar nuestro vocabulario, mejorando también nuestra ortografía. Es una manera de que las palabras queden registradas en tu retina hasta llegar al punto en que una "h" mal puesta te moleste en los ojos. La literatura te permite utilizar ese nuevo vocabulario que has aprendido, poder utilizar sinónimos para no repetir las mismas palabras en las conversaciones.

La literatura es cultura, es aprender costumbres de otros países u otras regiones de tu país a través de sus libros. Es por ello enriquecimiento, cuando importas nuevos conocimientos de los libros. Es diversidad, de opiniones, de culturas, de temas,... Es compartir experiencias, historias, tiempo al escribir y al leer; intercambiar opiniones con gente que ha leído el mismo libro que tu.

La literatura puede ser una revolución. Un texto, una publicación, lo puede cambiar todo. Hoy en día vivimos en un mundo en que las TICs están muy presentes y cualquier texto u obra que aparezca en ellas podría cambiar muchas cosas. Incluso la literatura implícita en la publicidad, pequeñas frases que, dichas de una manera o de otra, podrían enfurecer a una masa o alcanzar la aprobación de una multitud. Por ello es también muy importante, y a veces complicado, encontrar las palabras exactas para expresar con verosimilitud lo que quieres decir. Es muy importante saber cómo llegar al lector/a, cómo hacer que entienda tus pensamientos y que sienta lo que sientes tú mientras escribes e ideas el texto que está leyendo. Y para ello se necesita tiempo y esfuerzo. Tiempo para inventar una nueva historia o reflexionar sobre un tema en concreto, y esfuerzo para encontrar las palabras exactas que describan lo que quieres decir haciendo que los lectores puedan comprender el texto y ver la intención con la que lo has escrito. En este camino tienen cabida, también, ideas y frases desechadas ya que a veces intentas explicar algo de una manera y cuando terminas de escribir te das cuenta de que no se entiende nada o que has escrito algo diferente a lo que quieres transmitir. Es por ello que algunas veces, cuando terminas de escribir un texto y lo relees, te das cuenta de que carece de sentido y coherencia, y debes esforzarte haciendo borrón y cuenta nueva para llevarlo a buen puerto. La literatura es expresión.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Para perderte, para encontrate

¿Nunca has pensado en perderte? Imagina por un momento que puedes ir a cualquier parte del mundo, la que quieras. Pero no puedes decirle a nadie a dónde vas y, por supuesto, tampoco puedes llevarte a nadie. Vas solo/a a un sitio desconocido y sin teléfono móvil. ¿Te daría miedo?

Es un viaje para ti. Para perderte, para encontrarte. Para descubrir nuevos lugares, gente nueva, costumbres diferentes,... Es una experiencia nueva y única para ti.

El propósito de este viaje no es visitar monumentos, relajarte o hacer muchas actividades. No es un viaje romántico, no es un viaje turístico, no es un viaje de negocios. Es un viaje para ti. Solamente para ti. En un lugar desconocido, para que salgas solo por la noche y te vayas a bailar y a tomarte una copa en algún pub que esté lleno. Para que vayas al aseo, que alguien te pida un clínex y puedas hacer un nuevo amigo.

Para que bailes y sientas la música en tu cuerpo, para que sonrías, para que disfrutes. Para que salgas descalzo de allí y vuelvas tarde a tu habitación a dormir. Sin darle explicaciones a nadie.

Es un viaje para que te pierdas por esa ciudad viendo sus rincones. Para que pasees por las calles de esa ciudad sin mirar la hora, observando sus casas, sus establecimientos, su gente,... Para que sientas su música en las calles cuando veas a un sintecho tocando la guitarra con el platito delante en mitad de la acera. Para que te pares a escuchar su melodía y su letra, y así intentes entender su manera de ver la vida.

Es un viaje para que pases por un parque y te detengas a observar a los niños, niñas y palomas, mientras te sientas en un banco a comer pipas. Es un viaje para que te detengas en cada detalle de las calles por las que pasas, no para hacer fotos sino para disfrutarlas. Es para descubrir lugares nuevos, para que pases por esas calles estrechas por las que nunca pasarías, para que entres en ese local en el que nunca comerías.

El sitio en el que estás, el destino final de este viaje, es colorido y hay una gran aglomeración de gente por las calles, pero no conoces a nadie. Vas andando, hace sol, entras en un mercadillo grande que tiene puestos de bisutería, ropa, accesorios, comida,... No compras nada porque no te hace falta, pero te fijas en cada puesto que ves. En las pulseras, los collares, las piececitas artesanales perfectamente decoradas a mano que venden,... Intentas registrar en tu retina todo lo que ves.

Solo caminas, sin prisa, observando, intentando retener ese momento. Es un lugar nuevo para ti, diferente, y quieres disfrutarlo sin prisa. Se trata de disfrutar el tiempo sin planear lo que pasará después. De estar toda la tarde pateando las calles de una ciudad nueva, que se te hagan las doce de la noche y aún no sepas dónde vas a cenar.

Se trata de disfrutar el aquí y ahora, el mítico "Carpe diem". Se trata de perderte entre calles que no conoces, mezclarte entre la multitud, vestirte como ellos, beber de su cultura hasta emborracharte, aprender tantos idiomas que lleguen a mezclarse entre sí. Descubrir nuevas sensaciones, escuchar y bailar diferentes tipos de bailes y canciones, aprender diferentes maneras de entender y vivir el arte.

Ampliar tu vocabulario y crear así un bagaje tan grande que no te quepa en la mochila, acompañado de diversas experiencias y un montón de enseñanzas y nuevas amistades. Es un viaje para ti. Para perderte, para encontrarte.

jueves, 26 de octubre de 2017

Perseidas

"¿Qué hago aquí?" Me preguntaba mientras encendía un cigarrillo. Cigarro en la boca y mirada al frente. "¿Qué hago?". Estaba en lo alto de la colina. Sentada, mirando al horizonte. Chándal gris, camiseta azul tenue, chaqueta. Mirando a la nada, pensando en todo.

El cielo morado me cubría, y dejaba caer sobre mí su lluvia de estrellas. Perseidas. No se oía nada, solo el silencio. Un silencio vacío. Estaba sola. Podía haber ido con cualquiera, pero no. Fui sola, y ahí estaba. Sola con mi cigarrillo y mis estrellas.

La estrella de mi primer amor, que se marchó demasiado pronto y sin saber cuánto le quería. La estrella de los recuerdos que un día tuvo mi abuela, con todos nuestros rostros e historias. La estrella donde se refleja a mi padre como el hombre más fuerte del mundo. La estrella donde se ve a mi madre como la mujer más sabia del mundo. La estrella en la que se reflejan las miradas cómplices entre mi hermana y yo cuando hacíamos alguna travesura. La estrella de todas las lágrimas que derramé por mis seres queridos.

La estrella de mi inocencia, cuando pensaba que todas las personas eran buenas. La estrella de mi amistad con ciertas personas, con las que me distancié emocional y físicamente. La estrella de algunos de mis antiguos miedos, esos que vencí, y la de algunas de mis antiguas ilusiones, las que cumplí y las que dejaron de hacerme gracia. La estrella de aquellos sueños que no cumplí, y para los que ya no tengo tiempo. La estrella del tiempo que perdí haciendo cosas innecesarias, como discutir con mi padre sabiendo que él tenía razón.

La estrella de mis noches en vela estudiando acompañadas de café, y la de los nervios al día siguiente frente al examen. La estrella de mis quebraderos de cabeza intentando resolver aquellos problemas y ecuaciones  matemáticas. La de mis ejercicios de física. La estrella de todas las horas que empleé en estudiar todas y cada una de mis asignaturas para los más de quinientos exámenes que hecho a lo largo de mi vida. La estrella de todas las palabras que he usado y escrito en toda mi vida.

La estrella de las lágrimas de dolor y la de las lágrimas de felicidad. Las que derramé en mis caídas. En  mis citas médicas. En las pérdidas de algunos seres queridos. En mis cumpleaños. En las bodas a las que he asistido. En los nacimientos importantes.

La estrella de todas las canciones que he cantado. Las del karaoke, las de la ducha, las de los cumpleaños y las de las noches de juerga. Las de las canciones que me han emocionado, que me han descrito, que me han animado, que me han dado paz y consuelo.

La estrella de mis enfados, y la de mis malos pensamientos. Las estrellas de todas las cartas que envié a los reyes magos, de todas las ilusiones que puse al escribirlas, de los papeles que tiré al desenvolver mis regalos, y de sus embalajes. Las estrellas de la ilusión de ir casa por casa cada año descubriendo los regalos.

Las estrellas de mis ganas de jugar a las muñecas, a los coches y motos, a la pelota y de montar en bicicleta. La estrella en la que mi prima me enseñó a montar en bici. La estrella en la que me enseñó a pelear. La estrella en la que mis profesores me enseñaron números y letras. La estrella en la que mis padres me enseñaron a hablar y a andar. La estrella en la que mi hermana me enseñó a nadar. La estrella en la que mis amigas me enseñaron el poder de la amistad.

La estrella en la que toda la gente que se fue me enseñó a echar de menos y a valorar las pequeñas cosas.

"¿Qué hago aquí? " Me preguntaba bajo las perseidas.

lunes, 23 de octubre de 2017

Edades

¿Cuántos años vive una persona? ¿Qué etapas suele tener la vida? ¿Qué se espera de cada etapa? ¿Cómo influye el sexo de la persona en eso? ¿Cómo se delimitan esas etapas? ¿Cómo influye la sociedad en ello? ¿Alguna vez os lo habéis preguntado? Empecemos por el principio, a ver si así me entendéis mejor.

En el mundo existen cinco continentes: Oceanía, Asia, América, África y Europa. En Oceanía la media está en ochenta años para los hombres, y ochenta y dos para las mujeres. En Asia la media está en ochenta y un años para hombres y mujeres. En América la media es de setenta y cinco años para hombres y mujeres. En África la media está en setenta años tanto en hombres como en mujeres. Por último, en Europa, la media se sitúa en setenta y ocho, en hombres, y ochenta y tres, en mujeres.

Dividamos estas edades en diferentes etapas, por ejemplo: la primera infancia (0 - 6 años), la segunda infancia (6 - 12 años), la adolescencia (12 - 18 años), joven adulto (18- 40 años), adulto (40 - 65 años) y ancianos (+ 65 años).

Si pensamos en un bebé, recién nacido, de uno o dos años,  pensamos en un niño o una niña indefensa. Los bebés humanos son los más indefensos, porque cuando nacen no saben nada. Cuando somos bebés no pensamos en lo que tenemos o no tenemos que hacer, simplemente actuamos. Lloramos, reímos, dormimos, orinamos, hacemos ruiditos,... Y lo único que esperamos es que nos cambien, que nos mimen, que nos den de comer,... Pero no tenemos la necesidad (o la presión) de hacer algo concreto, o determinado por nuestro sexo. Si bien es cierto que a ciertos meses debemos ser capaces de hacer determinadas cosas, tener X peso y X talla,... Pero todo eso es más bien algo biológico, algo del crecimiento que nos permite saber (más a nuestros padres, familiares y pediatras que a nosotros/as mismos) que estamos sanos/as y que seguimos un desarrollo normal. Es una cuestión de salud, no es algo que nos haya impuesto la sociedad actual. 

Cuando un niño o niña va creciendo, pasa a la escuela infantil y a preescolar. Se encuentra en una etapa denominada "primera infancia". Quiero aclarar que este término no me lo he inventado yo, es un concepto que utiliza la UNESCO y hace referencia a los primeros cinco años de vida de una persona. Lo que se espera del niño o la niña en esta etapa es que vaya aprendiendo conceptos y desarrollando todos los ámbitos (cognitivo, social, afectivo y psicomotor). En estos ámbitos lo que se espera en cuanto a niños y niñas es lo que hemos mencionado anteriormente: habilidades y conocimientos nuevos, inquietudes y preferencias propias de la edad, desarrollo del lenguaje, juegos motores,... Es en esta etapa, también, cuando se empiezan a definir los roles de género, traduciéndose como "los juegos/ropa/actitudes/colores... de niña" y "los juegos/ropa/  actitudes/colores... de niño".

En la "segunda infancia" el niño o niña comienza a leer, estudiar, hacer ejercicios, y sus juegos evolucionan. Lo que se espera de esta etapa son buenas calificaciones y crear nuestro grupo de iguales. Es decir, encontrar un grupo de personas de tu misma edad, casi siempre de tu mismo sexo, afines a ti. Al final de esta etapa aparecen los cambios físicos propios de la pubertad, diferentes en niños y niñas. 

En la adolescencia se demanda más libertad y es la etapa en la que uno quiere explorar y saltarse las normas, o al menos así es como se le conoce. Es, por todo ello, la más temida por los padres.
En esta etapa aparecen de nuevo los roles de género, ya que no se espera lo mismo de un adolescente que de una adolescente. Es una cuestión de género, hemos asumido que ellos tienen carta blanca porque son más rebeldes, sin embargo nosotras, como dice la carta "Queridos chicos del tranvía..." somos las prudentes o las provocativas.  "...A veces os cruzaréis con algunas de nosotras en cualquiera de esos escenarios, y no podréis evitar mirar el culazo que nos hacen los leggins, las increíbles piernas que dejan ver la minifalda o la gracia con la que se nos resbala el rimmel por la mejilla después de una noche de reírte hasta llorar. Sabéis por qué no podréis evitar mirarnos? Porque os han enseñado que somos poco más que presas [...] Que entonces, tras una invitación que solo se ha dado en vuestra cabeza, vais a poder sentaros a nuestro lado, y aunque al principio vamos a negar que nos gustéis, en realidad nos morimos de ganas". Estoy de acuerdo con la carta, os recomiendo que la busquéis.

Después de esta etapa se encuentra la del joven adulto, que se podría subdividir, a su vez, en otras que no tienen una edad definida. He aquí el quid de la cuestión. Antes de enrollarme quiero dejar claro que no estoy juzgando a nadie, y que cada persona tiene derecho a hacer lo que quiera en cada momento de su vida, sin ser juzgada. Dicho esto...

Os hablaré desde mi situación personal. Como ya sabéis, tengo veintiún años y soy educadora infantil (lo pone en el tag). Tengo amigos y familiares de mi misma edad, un poco más mayores y un poco más pequeños, estudiantes, padres, madres, dentro del mundo laboral,...etc. Y a veces me fijo en ellos y me doy cuenta de que muchos de ellos ya tienen pareja, y alrededor de los veinticinco años empiezan a tener hijos. Y a veces la sociedad habla y piensa que a los treinta años ya debes haber encontrado a tu pareja, tener un empleo medianamente estable (todo lo que se puede hoy en día), haberte independizado, haber tenido hijos,... No sé, la sociedad impone ciertas máximas en cada franja de edad y a veces, te paras a pensarlo y no, esa máxima no tiene cabida en tu ritmo de vida. No quieres tener pareja cuando se supone que debes tenerla, no quieres anclarte en un sitio cuando "ya vas teniendo una edad en la que sentar la cabeza" o simplemente quieres hacer muchas más cosas antes de anclarte en un trabajo fijo y formar una familia. ¿Qué pasa si terminas de estudiar a los veintidós, veinticuatro años,...y aún teniendo pareja, piensas que es pronto para independizarte o tener hijos? Supongamos que empiezas a trabajar a los veintidós y al poco tiempo o a los pocos años encuentras una pareja con la que compartir tu vida, y estás seguro/a de ello pero no tenéis hijos/as por el momento, ¿tan raro sería llegar a los veinticinco, incluso pasarlos, sin tener hijos? ¿Ejerce la sociedad presión en este tema? Y si pasas tanto tiempo estudiando, ¿no sería lógico que quisieras salir, viajar, conocer otros lugares, otras culturas,...una vez finalizados tu estudios, aunque eso suponga retrasar la edad de convivir en pareja e incluso de tener hijos? Es cierto que desde que la mujer se incorporó al trabajo la edad de concebir se retrasó, pero no me refiero a que sea por cuestión laboral sino porque la propia mujer o la pareja (las dos personas) quieran disfrutar más tiempo de su independencia o quieran hacer más cosas antes de tener un hijo/a. Que quieran viajar, estudiar idiomas, hacer cursos, hacer un máster,... O simplemente estén en otro momento de sus vidas y no se planteen tener hijos/as.

Lo que quiero decir es que hay ciertas etapas que están muy claras y definidas, pero cuando una persona ronda los veinte o veinticinco se abren muchas posibilidades, aún quedan muchas cosas por hacer, muchos sitios dónde ir, muchas cosas que aprender, muchas personas a las que conocer,... Y no por ello debemos anclar la franja de encontrar pareja o tener hijos entre los veinte y los treinta o a finales de los veinte. Por eso si alguna vez veis a una persona entre estas edades y no tiene pareja no preguntarle: " y el novio/a ¿para cuándo? ".  Porque como ya hemos dicho antes, la media está en ochenta años, aún le queda tiempo para encontrarlo, y si se le pasa el arroz, ya encontrará garbanzos.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Lonja

El mar estaba en calma, el sol se estaba despertando, los barcos ya estaban amarrados en el muelle, y la vida en el puerto y en la lonja ya había comenzado.
- Buenos días Vicente.
- Buenos días Inés. - Le respondió Vicente viendo como bajaba las cajas del barco. - ¿Eso es de hoy?
- Claro. Mira qué fresco está, lo hemos cogido esta mañana. - Le respondió.- ¿Quieres algo?
- Creo que voy a dar una vuelta, quiero ver todo lo que hay antes de comprar. - Le respondió. - Por cierto, ¿está tu padre?
- No, pero no tardará en venir. - Le dijo mirando el reloj.
- Creía que iba contigo en el barco.
- Mi padre ya no está para subir al barco, y menos a la hora que nos vamos. - Le respondió.- Ahora me ocupo yo de esas cosas.
Rafael siguió su camino e Inés se quedó allí vendiendo. Rape, boquerón, gallineta,...

Esa noche Inés salió a pescar. Después se duchó y se fue a la lonja. Allí ordenó el pescado en las cajas y las llevó a su puesto.
- Te ayudo.- Le dijo un joven acercándose a su barco.
- No, si no hace falta. - Le contestó ella.
- Que sí, no pasa nada.- Le dijo cogiendo una caja. - La próxima vez dile a tu marido que no te deje sola. Esto pesa.
- ¿Mi marido? - Le contestó Inés riéndose mientras le cogía la caja. Puso dos encima y se llevó las tres.- No toques nada.- Le pidió entrando.
El joven la siguió dentro y le dijo.
- ¿No viene contigo?
- No estoy casada. - Le respondió Irene dejando las cajas, y volvió al barco a por el resto. - Por cierto, ¿quién eres? Nunca te he visto por aquí.
- Me llamo Lucas. - Se presentó. - Soy el sobrino de Manuel y Camila, los dueños del Nautis. Estoy buscando a Rafael.
- No está. Has venido muy temprano, él llegará a partir de las once. - Le respondió.- Pero si vienes a encargar algo puedes pedírmelo a mí.
- ¿A ti?
- Me llamo Inés, Rafael es mi padre. - Le explicó. -Trabajo con él.
- Me han dicho que tenían un pedido encargado. - Le dijo sacando una nota del bolsillo.- He venido a recogerlo.
- Y ¿la carretilla?
- ¿El qué?
- ¿No te has traído nada?
- Llevo la hoja.
- Cuando vengas a recoger un pedido te tienes que traer la carretilla con pala, si no ¿cómo piensas llevarte las cajas?
- No lo había pensado.
- A ver, déjame la hoja.- Inés le puso el pedido en cajas y lo subió a su carretilla con pala abatible.- Mira, llevatelos aquí y cuando dejes las cajas me la traes.
- ¿Seguro?
- Sí, no pasa nada.- Le respondió.- Pero la próxima vez traete la tuya.
- Vale.
Lucas se fue e Inés siguió allí trabajando, hasta las once que llegó su padre.
- Hola.- Le dijo acercándose al puesto.
- Hola papá.
- ¿Has vendido mucho?
- Los pedidos que teníamos, tres merluzas a Vicente y un rape a una señora. - Le contestó. - Y ha venido el sobrino de Manuel a por un pedido.
- ¿El sobrino de Manuel y Lola?
- Sí. Lucas. Ha vuelto de Barcelona. Me ha dado una nota y era del Nautis. - Le contó.- Se le ha olvidado la carretilla y le he dejado la nuestra.
- Se nota que es nuevo.
- Sí.

Lucas se encargó de hacer los pedidos y recogerlos los siguientes meses. Nunca había trabajado con pescado así que Inés le explicó las diferencias entre un pez y otro, y le enseñó cómo cocinarlos. Lucas se pasaba las tardes con ella, porque por las mañanas tenía que trabajar en el Nautis, y ella tenía que pescar y atender el puesto de la lonja.
- ¿Llevas mucho tiempo trabajando en esto? - Le preguntó Lucas a Inés.
- Sí. Cuando era pequeña, mi hermano y yo ayudábamos a mi padre en el puesto al salir del colegio. - Le contó. - Luego entramos en el instituto y ya no teníamos tiempo para el puesto, pero los viernes y los sábados nos íbamos a pescar con él.
- Y ahora ¿tu te encargas del puesto y tu hermano pesca?
- No.- Le respondió.- Mi hermano falleció hace unos años. Se ahogó en el mar una noche de tormenta. Estuvimos buscándolo una semana, hasta que las olas lo sacaron a la orilla.- Le contó.- El día que lo encontramos mi padre dejó de salir a pescar, y desde entonces me encargo yo.
- ¿Y tu madre?
- Mi madre no trabaja. Antes hacía redes, pero poco a poco fue perdiendo vista y lo dejó.
- Te has sacrificado mucho por ellos.
- No, en realidad no. - Le negó.- No sé, también he hecho mi vida.
- Pero te has quedado aquí.
- Bueno, eso no fue así exactamente. - Le dijo.- Me fui a Vigo a estudiar el grado en ciencias del mar, estuve trabajando en un laboratorio, y volví.
- ¿Y por qué volviste?¿No tenías trabajo?
- Volví cuando desapareció mi hermano, para ayudar a buscarlo. - Le respondió.-  Pero cuando lo encontramos mis padres estaban destrozados, y no podía dejarlos así. Me di cuenta de que hacía más falta aquí que en el laboratorio. Así que hice un curso para tener la tarjeta profesional de marinero pescador, y así poder ir yo a pescar.
- ¿Y así ayudas a tus padres?
- Sí. Así mi padre puede seguir vendiendo sin tener que salir a pescar. - Le explicó. - Y ¿tu? ¿Por qué has vuelto?
- Bueno...Mis tíos ya son mayores, y necesitaban ayuda en el bar. Y como no tienen hijos,...- Le respondió.- He venido para ayudarles en el bar.

Lucas e Inés empezaron a verse fuera del trabajo, para pasear, cenar,...y al final acabaron saliendo juntos.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Septiembre

Septiembre... Bienvenido. Se acabaron las noches de locuras, de fiestas, de desenfreno. Se acabaron las lunas reflejadas en tus ojos, algo achispados. Se acabaron las copas a media noche, las botellas de vino que se relevaban unas a otras cada noche. Se acabaron los baños nocturnos en tu particular piscina, en la que no nos hacía falta el bikini ni el traje de baño.

Ya no descorcharemos más botellas dentro de ella, ya no usaremos esa cubitera que compramos solo para nuestros vinos y quintos. Ésos que nos tomábamos directamente sin necesidad de usar copas. Se acabaron, nos los bebimos enteros, nos quedamos sin hielo, y llegamos a septiembre.

Llegó septiembre y se acabaron nuestras tertulias filosóficas en las que intentábamos arreglar el mundo. Las noches en vela, las preguntas sin resolver, las escapadas improvisadas, los moños altos, las gafas de sol para ocultar nuestra falta de sueño, las siestas en la playa, las cenas en la arena bajo las estrellas, las sombrillas y los pareos.

El sol ya no nos acaricia la piel, ya no la dora, no la vuelve morena. Se ha ido de vacaciones y cada vez aparece menos. Ha llegado septiembre y lo ha echado, lo ha ido apagando, dándole la espalda. Se acabó el tiempo libre, o eso es lo que marca la costumbre, porque los niños empiezan las escuelas, los colegios,...Los adolescentes empiezan el instituto, los jóvenes comienzan las universidades, y los adultos vuelven a sus trabajos. Y los que no tienen quehaceres, porque han terminado de estudiar o porque están en el paro, también buscan sus particulares rutinas. Porque tú, septiembre, nos haces sentir la necesidad de empezar a movernos, a hacer cosas, y a intentar enderezar nuestras vidas, encauzarlas para conseguir una meta particular.

Llegó septiembre y se acabaron los viajes, los helados, salir a cenar fuera, pasear por los parques, por la orilla de la playa, ir a pescar, ir a nadar,...Se acabaron tantas cosas...Dejamos los pareos y sacamos las chaquetas. Llegó septiembre y nos quitamos las pulseras tobilleras, dejamos a un lado las calcomanías y algunos, las bicicletas.

Llegó septiembre y cogimos las agendas, los calendarios, el despertador. Hicimos los horarios, nos pusimos el reloj. Empezamos a crear recordatorios, y a atender nuevamente nuestras obligaciones y compromisos. Volvieron las prisas, las carreras, los "que no llego", y al final sí que llegas, los "este año voy al día", "este año me pongo las pilas", y no, a veces no lo cumples.

Llegó septiembre y volvimos a la rutina, a la monotonía, a las obligaciones, y en parte a no tener que preguntarnos "¿qué hacemos? ¿qué viene ahora?". Llegó septiembre y volvimos a casa, a ver a nuestros compañeros, a recuperar la normalidad. Llegó septiembre y volvió la cordura, predominó de nuevo la parte racional de cada uno. Volvimos a nuestras rutinas y dejamos atrás las locuras del verano.

martes, 8 de agosto de 2017

Puzzle

Eh, tu, ya no me ves, ya no me miras, ya no me tocas.¿Qué nos ha pasado?¿Qué es lo que ha cambiado? Eh, tu, te estoy hablando, no me bajes la mirada. No me rehuyas, ni me des largas. Ya no me escuchas, sólo me oyes, y a veces ni eso. Mis palabras se evaden, se las lleva el viento, intento hablar contigo y nunca es buen momento. Lo intento, te busco y lo siento, pero a ti no te interesa. No me buscas, no me esperas. Ya no pensamos igual, ya no actuamos ni parecido. Y tu te empeñas en pensar que estamos bien, que "estamos" cuando ya ni me ves. No frecuentamos los mismos bares, ya no te gusta el ron con cola ni el beefeater con limón. Ya no eres lo que eras. No sé si intentas arreglarlo o si quieres tirarlo.

Subimos al coche y te pongo el CD de siempre. Elijo nuestra canción y la pasas como si fuera un disco rayado, un casete olvidado, algo del pasado.Y es nuestra canción, nuestra historia, lo nuestro. Lo que construimos entre besos, debajo de esas sábanas, con caricias, con "te quieros". Con susurros, con mordiscos en el labio y en las orejas. Con manos indiscretas que tantean el terreno al compás de una respiración agitada. Lo que construimos entre cuerpos calientes y húmedos, con dedos temblorosos y curiosos. Que exploran, que acarician, que rozan y se hunden entre carnes. Ya no te importa, ya no te interesa el terreno, te fatiga respirar así. Y no lo entiendo, no entiendo cómo pudiste hundir las yemas de tus dedos en mi piel cientos de veces, cómo pudiste enroscarte en mis caderas tantas noches, envolverme entre tus piernas, acoplarte a mí como una segunda piel.

Te acercaste tanto que respiramos el mismo aire, sentimos el mismo calor y experimentamos el mismo escalofrío al rozarnos. Nuestras pieles se erizaron, y descubrieron que eran perfectas la una para la otra. Fuimos dos piezas que resultaron ser de un mismo puzzle. Creímos estar completos hasta que nos rozamos, en ese momento descubrimos lo mucho que nos hacíamos falta el uno al otro. Fuimos uno. Un puzzle perfecto.

Por eso ahora te miro y te pregunto: ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué es lo que ha cambiado?. Y te lo pregunto porque no lo sé, porque no entiendo cómo pudimos cambiar tanto nuestras piezas. Cómo pudimos transformarlas hasta desencajarlas totalmente. Hasta crear dos formas totalmente distintas e incompatibles.

Ya no reconozco tus maneras ni tu forma de reír. Esas carcajadas que tantas veces se clavaron en mis costillas. Ya no son las mismas, ya ni las rozan. No te peinas igual, no usas la misma colonia, no te vistes parecido ni te expresas con claridad. Ya no te entiendo, tu lengua ya no habla mi mismo idioma ni quiere compartir mi misma saliva.

No sé qué quieres, no sé qué esperas, no sé dónde va esto. Intento hundir mis dedos y mi nariz en tu pelo, pero ya no me cubre, ya no me acaricia. Tampoco huele igual ni tiene el mismo tacto, y ambos sabemos que no es culpa del champú. Mis manos, que siempre se habían fundido con tu pelo a la perfección, ahora se vuelven torpes, y tu pelo, en vez de envolverlas como siempre, parece un terreno hostil e inexplorado. Ya no encajamos, ya no pertenecemos al mismo puzzle.

Y es por eso que ahora te miro y te pregunto: ¿Qué nos ha pasado?¿Qué es lo que ha cambiado? Y te lo pregunto porque no sé la respuesta, pero al mismo tiempo te miro a los ojos y me doy cuenta de que tu tampoco la sabes. De que vas por un camino muy diferente al mío. Ambos recorríamos el mismo sendero, pero debió de haber alguna curva en la que tomamos direcciones opuestas o simplemente paralelas. Fuera como fuese ya no caminamos uno al lado del otro, y hace mucho que debimos darnos cuenta, pero no lo hicimos. O tal vez sí, pero confiamos en volver al mismo sendero, y sin embargo ahora lo buscamos y no está. Es como si ese sendero que construimos juntos hubiese desaparecido de la faz de la tierra, como si se hubiese borrado. Fuimos caminando juntos hasta llegar a una bifurcación en la que cada uno optó por una divergente opción. Y ahora no hay atajos que nos vuelvan a juntar.

Pensamos que los miembros de una pareja podían quedarse en un mismo punto, en el equilibrio perfecto, o evolucionar juntos. No nos gustaba el equilibrio, en eso estuvimos de acuerdo, pero tampoco evolucionamos juntos, y no nos percatamos de eso hasta que estuvimos demasiado lejos.

jueves, 8 de junio de 2017

Pregúntale

Si le ves, salúdale. Dale los buenos días o las buenas tardes. Pregúntale cómo está, qué tal le va. Si sigue paseando de un lado a otro mientras espera su turno o a que llegue su compañía, como cuando quedábamos en un lugar y llegaba antes que yo. Cuando tenía que esperarme y me reñía al llegar, ya sabes que nunca fui muy puntual.

Pregúntale si sigue tomando el café con dos terrones de azúcar, y si sigue removiéndolo con la puntita de la cucharilla antes de dar el primer sorbo. Si saborea la cucharilla antes de dejarla torcida delante de la taza. Si sigue moviendo la taza al acabar, hasta cubrir todo el fondo con los posos del café.

Pregúntale si sigue poniendo la música bajita los sábados por la mañana al despertarse, si aún duerme con ese cojín redondo y blandito que le regalé, o si sigue teniendo frío en los pies cuando se acuesta, y tiene que levantarse a media noche a por una sábana finita.

Pregúntale si sigue usando su manta verde con los lunares azul marino en lugar del batín rojo que le regalé por aquel cumpleaños en el que nos quedamos a dormir en mi casa. Bueno, nos quedamos a dormir pero en realidad nadie durmió esa noche. Y ya de paso, pregúntale si ha ordenado el armario en el que guarda todas sus mantas, ya sabes que a veces le da pereza.

Pregúntale si sigue componiendo canciones, y si usa la libreta que le regalé, o si por el contrario prefiere seguir escribiéndolas en esas hojas de carpesano cuadriculadas que siempre compraba en el chino de enfrente de su casa. Ésas que iban en paquetes de ochenta. Y si es así, si las sigue escribiendo, pregúntale si siguen tratando de historias de amor, de amistad,...Pregúntale si sigue yendo a su "escondite perfecto" cuando le falta la inspiración. Supongo que no has entendido mucho esta última frase, pero tu pregúntaselo, que cuando lo hagas sabrá a qué sitio te refieres.

Fíjate en sus ojos, en su mirada, si transmiten tristeza, si están cansados, ahogados en agua o hundidos, con ojeras, con destellos. Si brillan, y si es así, si lo hacen como antes. Si ves el mismo destello en ellos o si ha cambiado. Si su mirada sigue siendo clara, limpia, cristalina, inocente,... y a la vez valiente y con determinación. Si transmite esa fuerza, esa energía que le caracterizaba, y ya de paso me cuentas si sigue teniendo esos ojos tan bonitos que todo el mundo se paraba a contemplar.

Cuando te conteste a todas estas preguntas, hazme un favor y abre bien los oídos. Intenta distinguir algún matiz en su voz, si ha cambiado o si sigue teniendo esa voz dulce e hipnotizante que siempre tenía. Ésa que hacía que quisieras escuchar otro monólogo de sus labios, por el puro placer de disfrutar de esa hermosa melodía que tenía como timbre, que le distinguía de cualquier otra persona. Intenta fijarte en si sigue transmitiendo esa sensación de serenidad, tranquilidad, paz y seguridad al hablar. Si sus palabras siguen siendo como caricias. Si te empujan a soñar.

Si le ves de mal humor, fíjate en si le siguen saliendo esas arrugas con forma de "V" en la frente, si se le siguen poniendo los mofletes sonrojados, si sigue refunfuñando entre dientes, y guardándose su enfado hacia adentro; o si, por el contrario, explota en palabras y arremete con todo lo que tiene a su alrededor.

No le hables de mí, no le digas que seguimos teniendo contacto, ni que te he pedido todo esto. No me mientes, no me lleves a su memoria, ni le hagas recordar. No le hables de esta conversación, no le recuerdes mi existencia ni nuestra conexión, únicamente...Interésate por cómo le va, hazme el favor. Tu, solo, pregúntale.

martes, 6 de junio de 2017

Ni príncipes ni princesas

"Enamorarás con palabras y no hay escudo que pueda proteger contra eso"

                 Hasta que el viento te devuelva la sonrisa,  Alexandra Roma, ed. Neo, 2017.


¿Qué significa esta frase? Muchas veces nos fijamos en un físico, en una sonrisa, en la ropa, en las amistades que le rodean,... Pero, ¿es eso lo más importante? ¿Es lo más importante ir a la moda, tener buen cuerpo o tener popularidad?¿O es preferible ser una persona poco conocida, con ropa de los 90s,...pero con una bella personalidad?

Vivimos en una sociedad que se fija en más en un físico, en un estereotipo, en un canon de belleza,... y a veces olvidamos que la verdadera belleza, la más importante, está en el interior. Y no, no es solo una frase de película, de cuento Disney, de ficción; en realidad es una de las frases más auténticas, más ciertas, y no se le suele hacer mucho caso.

¿Por qué elegir al chico malo de la película, al guaperas de turno, cuando tienes al chico con gafas y aparato que siempre está ahí cuando lo necesitas, que te apoya y te consuela, que te mira como si fueras la única mujer en el mundo, que sonríe solo con verte o que busca cualquier excusa para mantener una simple conversación contigo, o darte unos simples "buenos días"? ¿Por qué elegir a la reina del baile, superficial y que marca tendencia, a la que casi todas envidian y quieren imitar, la más bella, la más popular, de amistad selectiva y valores superficiales, cuando puedes elegir a aquella chica que se sienta en segunda fila, que siempre va cargada de libros, la que va siempre con una cola recogida, lleva un boli en su bolso y se pasa las noches perdida entre libros y tazas de café?

Tal vez el chico malo te deje tirada cuando llegue la reina del baile, o te haga una de esas jugarretas a las que está acostumbrado. Tal vez el guaperas de turno use sus suaves manos y su cuerpo atlético para "hacer deporte" con otras,... y, sin embargo, el ratón de biblioteca con gafas sólo usará sus manos para pasar las páginas de los libros, y rozar las tuyas. Tal vez pase más tiempo mirándote con sus gafitas de culo de vaso, teniendo pequeños detalles contigo, haciéndote café cuando tengas un examen importante y tengas que pasarte la noche anterior despierta, estudiando; en vez de cerrar tus libros y sacarte a bailar, o darte una clase de anatomía aplicada.

¿Sabes qué? Las películas de Disney se basaron en cuentos, y eso es lo que nos contaron: solo cuentos. Los verdaderos príncipes no viven en castillos, no siempre son guapos, no llevan espadas, ni luchan contra dragones, ni vienen a lomos de un caballo blanco. A veces los verdaderos príncipes son hombres normales, sin abdominales marcados ni brazos tan atléticos que parece que van a romper sus camisetas, solo con abrirlos. Los verdaderos príncipes son aquellos hombres que pasan desapercibidos y ayudan a sus abuelas a llevar las bolsas de la compra, que lavan la ropa, sacan al perro y van a por los niños al colegio.

¿Y las princesas? Las princesas ya no son delicadas ni llevan vestidos y tacones, ni siquiera buscan ser "princesas" o "reinas", son mujeres. Ya no esperan a los fortachones que luchan contra dragones, o que rompen piedras, algunas buscamos a alguien que sepa mantener una conversación que no sea sólo sobre fútbol o cualquier otro deporte. Ya no buscan a alguien que les cuelgue los cuadros o les pinte la habitación, es más interesante alguien que les seduzca con una buena conversación, alguien que les ayude a crecer como persona y que, conocerle, llegar hasta él, sea un desafío intelectual.

sábado, 8 de abril de 2017

Interina

Erin era una joven de veinticuatro años que había estudiado magisterio de primaria. Al no encontrar trabajo en su ciudad decidió buscarlo fuera, y acabó viviendo en Almería. Se mudó a un piso de alquiler y empezó a trabajar en un colegio en Mojácar.
- Tú te ocuparás de la tutoría de tercero. - Le dijo Nuria, la directora del centro, mientras le enseñaba el colegio.
- Vale. 
- Aquí tienes una copia del horario. - Le dijo dándoselo.
- Gracias.
Esa mañana conoció a sus alumnos y empezaron las clases. 

Erin fue conociendo a sus compañeros y a sus alumnos de clase, y se fue habituando al centro.
- ¿Te quedarás como funcionaria? - Le preguntó Javier, el profesor de arte.
- No, de momento estoy de interina, no creo que esté aquí el año que viene.
- Pero, ¿tu eres de aquí?
- No, yo soy de Lanzarote.
- Qué lejos.
- Un poco.- Le respondió riéndose.

Ese fin de semana Erin salió de copas con unas compañeras del trabajo. Pidieron unos gin-tonics, y se fueron a bailar.
- ¿En Lanzarote hay más fiesta que aquí?- Le preguntó Irene.
- Sí, bastante.- Le contestó.- La mayoría de la economía se debe al turismo, sobre todo al de fiesta.
- Y ¿tu eras de salir mucho por allí? - Le preguntó Susana.
- Los fines de semana, sí.
- Y ¿ligabas mucho?
Erin empezó a reírse.
- Qué va. - Le respondió.- ¿Vosotras tenéis pareja?
- Yo sí.- Le respondió Irene.- Llevamos dos años.
- Yo no.- Le dijo Susana.
- ¿Vamos a bailar?- Preguntó Erin terminándose su gin-tonic.
Irene asintió con la cabeza dando el último sorbo a su copa y fueron las tres a la pista a bailar.

Mientras bailaban se les acercó un camarero con tres gin-tonics.
- No hemos pedido nada.- Le dijo Susana extrañada.
- Lo sé, las invitan los chicos que hay en la barra.- Le contestó el camarero mirando hacia la barra.
- Ah,- le respondió Irene,- gracias. - Añadió mirando en la misma dirección.
El camarero se alejó y se quedaron las tres mirando a los chicos.
- No están mal.- Dijo Erin refiriéndose a los chicos.
- No, nada mal. - Añadió Susana.
- ¿Los saludamos o qué?
- Deberíamos.
Las chicas se terminaron la bebida y se acercaron a ellas.
- Hola.- Les dijo Susana.- Gracias por las bebidas.
- De nada.- Les dijo uno de ellos.
- ¿Cómo os llamáis?- Les preguntó Erin.
- Yo soy Ander, y éstos son Manu y Matías.
- Encantado. - Dijo Matías saludando a las chicas.
- Igualmente.
- ¿Y vosotras?- Les preguntó Matías.
- Yo soy Susana, y ellas son Erin e Irene.
- ¿Sois de aquí? - Les preguntó Manu.
- Sí. - Les respondió Irene.
- Bueno yo no, pero estoy viviendo aquí. - Les dijo Erin. - ¿Y vosotros?
- Sí.
- ¿Te quedarás mucho tiempo? - Le preguntó Ander.
- No, estoy de interina.
Al acabar la noche se dieron los teléfonos.

Erin y Ander estuvieron hablando por whatsapp varias semanas, y quedando en persona. Iban a pasear, a tomar algo,..
"¿quedamos esta tarde, interina?"- le envió Ander a Erin.
"¿después de las clases?"
"vale"

Esa tarde quedaron para ir a tomar café, Estuvieron hablando, se besaron,..  y acabaron tomando unas copas.
- ¿Os acordáis de los chicos del pub?- Les preguntó Erin a Irene y a Susana.
- ¿Los de los gin- tonics?- Preguntó Irene.
- Sí.- Le respondió Erin. - Llevo unas semanas hablando con Ander.
- ¿Y qué tal? - Preguntó Susana.
- Bien. Es simpático.
- ¿Simpático? ¿Te gusta o no?
- Sí, un poco.
- Es mono. - Dijo Irene.
- Sí, es muy guapo. - Reconoció Erin.
- Pero, ¿habéis llegado a quedar en persona? - Le preguntó Susana.
- Sí, hemos ido a tomar algo y pasear y eso.
- ¿Y qué tal?
- Bien. No sé, estamos a gusto juntos.
- ¿Pero sois pareja?
- Sí, más o menos. No sé. No lo veo como algo serio, pero estamos saliendo.
- Bueno, si estáis a gusto...
- Sí, eso sí.

El curso fue pasando hasta llegar a abril, y Erin y Ander pasaron a tener una relación formal. Salían juntos, se besaban, a veces Erin se quedaba a dormir en la casa de Ander (y viceversa),...
- ¿Te quedas a dormir esta noche, interina?- Le preguntó Ander a Erin besándole el hombro.
- Vale. ¿Trabajas mañana?
- No.
- Tengo que ir a por ropa a mi casa. - Le dijo levantándose de la cama. - Ahora vengo, ¿vale?
Ander asintió con la cabeza.
Erin se fue a su casa, cogió unos vaqueros, una camiseta, ropa interior y su cepillo de dientes, y volvió a casa de Ander.
- Hola interina. - La saludó Ander besándola, mientras ella sonreía.
- Hola.- Le dijo entrando a su casa.
- ¿Tienes hambre?
- Un poco.
- He hecho la cena.
- Voy a ducharme, ¿vale? Ahora voy.
Ander asintió con la cabeza y puso la mesa. Ambos cenaron y después de eso se acostaron en el sofá.
- Tu y yo, ¿qué somos?- Le preguntó Erin a Ander apoyando la cabeza en sus piernas.
- Lo que tu quieras. - Le respondió él acariciándole el pelo.
- No en serio. Nos acostamos, estamos juntos,...pero ¿somos pareja formal?
- Bueno... No sé. Es más como un rollo.
- Pero tu... ¿tienes sentimientos? - Le preguntó refiriéndose a si sentía algo por ella.
- No sé, eres más que una amiga pero...Amor, lo que es amor...
- No hay. - Dijo Erin terminando la frase por él.
- No. Lo siento.
- No, no lo sientas. Yo pienso lo mismo que tú.- Le respondió.- No estoy enamorada de ti. Hay una atracción, obviamente, pero no hay amor. Solo amistad.
- Exacto.
- ¿A ti te gusta como estamos?
- Sí.
- Pues ya está, no hay que darle más vueltas.
- Yo creo que sí.- Le dijo Ander.
- ¿Qué quieres decir? - Le preguntó un poco confusa.
- Que está acabando el curso, interina. - Le recordó.- Estamos a mediados de abril.- Erin tenía un contrato para ese curso, pero no sabía lo que pasaría el curso siguiente, ni dónde iba a estar. - ¿Qué va a pasar?
- No lo sé.- Le respondió. - Todavía no he pensado en eso.
- Me gustas mucho Erin.- Le reconoció.
- Pero no te has enamorado, ¿no?
- No, pero... No sé, eres diferente al resto de amigas que tengo.
- Ander... Me gustas mucho, y estoy muy a gusto contigo pero... No sé dónde voy a estar el año que viene y no quiero hacerte daño.
- Erin yo no te estoy pidiendo nada. Estoy a gusto así, y si tu estás cómoda ya está, no hay que darle más vueltas. - Le explicó.
- Vale.
- Cuando acabe el curso pensaremos, mientras, vamos a disfrutar el momento.- Le pidió abrazándola, y dándole besos.
- Vale. - Le dijo ella besándolo también. - Pues no me asustes hablando así. - Añadió ella riéndose mientras se besaban y le acariciaba las mejillas.

Erin se fue a finales de abril a vivir con Ander, hasta que llegaron las vacaciones de verano.
- Sabíamos que se iba a acabar.- Le dijo ella haciendo las maletas.
- Ya, pero no que sería tan intenso.- Le explicó Ander.
- Sí.- Le respondió ella, intentando no llorar, mientras se dirigía a la puerta. - Me tengo que ir, Ander. Lo siento mucho.
- Déjame que te acompañe a la estación al menos.
Erin asintió con la cabeza y ambos salieron de casa.
- Lo siento de verdad, me gustaría quedarme contigo pero no puedo.- Le dijo ella de camino a la estación.
- No pasa nada.- Le dijo él intentando no llorar. Respiró hondo y miró al cielo, mientras caminaban. - Es que no pensé que llegara a sentir esto por nadie.
- Lo sé, yo tampoco.- Le dijo ella.- Nunca había conocido a nadie como tu, y tampoco había hecho las cosas de esta manera. Me da mucha pena tener que irme, pero sin trabajo... No sé... Y lo nuestro tampoco es nada serio.
- No, la verdad es que no. Pero me gustaba mucho. - Le dijo.
- Hay que pensar en el futuro, Ander.
- Lo sé, y estoy de acuerdo contigo. Pero te voy a echar mucho de menos.
- Y yo a ti.- Le dijo.- Te quiero mucho Ander.- Añadió.
Se acercó a él y lo besó. Fue a separarse y Ander la abrazó y la besó. Ambos se besaron con los ojos cerrados mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
- Te quiero. - Le susurró Ander. - Te voy a echar mucho de menos, interina.
- Y yo a ti. - Le dijo riendo. Se oyó una voz que anunciaba la salida del tren en el que se iba Erin - Me tengo que ir, ése es mi tren. Cuídate, ¿vale? - Le pidió.
- Vale. Tu también.
- Te quiero. - Le dijo ella. Se dieron el último beso y Erin se subió al tren.
- Adiós interina. - Se despidió Ander mientras ella se alejaba.- Te quiero.

domingo, 29 de enero de 2017

Objetivo: Bullying

Hoy os traigo una entrevista a una persona que fue víctima de bullying (acoso escolar) hace muchos años. Os la traigo porque hace poco salió una noticia de un chico que acuchilló a unos compañeros porque sufría acoso y estalló, y me parece interesante hablar del tema ya que, desgraciadamente, afecta a muchos niños, niñas y adolescentes en nuestro país.

Pregunta: ¿Cuántos años tenías?
Respuesta: Once.

Pregunta: ¿Cuántos años tenían los agresores?
Respuesta: Tenían mi edad.

P: ¿Cuándo pasaba?
R: En los recreos.

P: ¿En qué consistía?
R: Era sobre todo físico: puñetazos, patadas,...

P: ¿Con qué frecuencia?
R:  A diario.

P: ¿Dónde era?
R: En el patio del colegio.

P: ¿Cómo te sentías?
R: Mal. No lo entendía.

P: ¿Cuánto tiempo duró?
R: Exactamente no me acuerdo pero casi un curso.

P: ¿Quién lo sabía?
R: Las personas que lo presenciaban y me consta que otros compañeros se lo contaron a  una persona adulta.

P: ¿Cómo se enteraron?
R: Ellos veían algunas cosas, pero pasaban muchas más. Eso sólo salió cuando lo conté.

P: ¿Qué hicieron al saberlo?
R:  Los compañeros no podían hacer nada, esta persona adulta no hizo nada hasta que yo lo conté. En ese momento fingió que no sabía nada.

P: ¿Qué hiciste?
R: Una persona de confianza notó que me pasaba algo raro e insistió en que se lo contara, y lo hice. Me ayudó y conseguimos que terminara. Esta persona no estaba dentro del centro.

P: ¿Cuándo se tomaron medidas?
R: En el último trimestre.
     
P: ¿Qué medidas se tomaron?
R: Hablamos con la psicóloga del centro y se dieron cuenta de que la persona agresora tenía un problema así que empezaron a tratarle. Tuvo unas sesiones con la psicóloga.

P: ¿Cómo te ha afectado en tu forma de ser?
R: Me ha hecho ser una persona insegura, y en ese momento me bajó mucho la autoestima.

P: ¿Cuál crees que fue el motivo? ¿Por qué crees que pasó esto?
R: Sinceramente no lo sé. Se empezó haciendo una cosa y se nos fue de las manos.

P: ¿Alguna vez te dijeron que no lo contaras?
R: No. Yo tenía miedo y por eso no lo contaba pero nunca me dijeron "no lo cuentes"  o "si lo cuentas te voy a hacer esto".

P: ¿Qué piensas ahora de todo eso?
R: Que estuvo mal, obviamente, pero yo también tenía que haber hecho las cosas de otra manera. No lo justifico pero pienso que eso empezó como un juego, yo tenía que haber dicho que no desde el primer momento. 
Es cierto que al principio no había ninguna agresión pero en la primera...Yo tenía que haber frenado esa conducta. Haberme negado a continuar con eso. Aunque sé que en un principio no fue culpa mía.

P: ¿Sigues viendo a esas personas?
R: No tengo contacto con esas personas pero mi ciudad es pequeña, alguna vez sí que me las cruzo, aunque hace mucho tiempo que no.

P: ¿Te pidieron perdón alguna vez?
R: Sí. Me pidieron perdón todas esas personas menos una, y yo les perdoné.

P: ¿Les guardas rencor?
R: No, eso pasó hace ya mucho tiempo.

P: ¿Qué les pasó cuando eso se descubrió?
R: La persona agresora empezó a ver a la psicóloga del centro, al resto no les pasó nada.

P: ¿Cómo te sentiste en ese momento?
R: Sentí decepción, tanto por dirección como por el resto de mis compañeros. Porque no me apoyaron, no me ayudaron. Yo entiendo que esa persona necesitaba ayuda y me pareció bien que se la dieran pero yo también la necesitaba, ¿por qué a esa persona se la ofrecieron y yo tuve que buscarla fuera del centro? Sentí decepción porque yo también necesitaba ayuda y se me dio la espalda. La ayuda me la dio mi familia, el centro se lavó las manos.

P: ¿Volviste a hablar con esas personas sobre lo ocurrido?
R: No. Teníamos relación porque seguimos en la misma clase lo que quedaba de curso, pero nunca hablamos de ese tema.

P: ¿Por qué crees que pasan estas cosas?
R: Es una pregunta difícil. No lo sé sinceramente, no entiendo qué se pasa por la cabeza a una persona para agredir a otra. Muchas personas piensan "eso es la educación que les han dado", y sí, puede que en algunos casos influya pero en otros no. Esta persona era alguien completamente normal que nunca había tenido ningún problema antes de esto.

P: ¿Qué pensabas esos días al despertarte por la mañana?
R: Que no quería ir al colegio.

P: ¿Hablaban mal de ti?
R: No.

P: ¿Qué crees que es peor: el bullying psicológico o el bullying físico?
R: El bullying psicológico. El hecho de aislar socialmente a una persona, de hacerle el vacío, que nadie le hable, que no se le tenga en cuenta...Todo eso es peor que darle una paliza, o al menos yo lo veo así.

P: ¿Conoces a otras personas que hayan pasado por algo así?
R: Sí. Yo vi un caso de una persona, a la cual apoyé en esos momentos, y a parte me han contado más casos.

P: ¿Qué pedirías,  a la sociedad, a los colegios, a los institutos, ...., que hicieran para frenar esto?
R: Pues en primer lugar respeto. Que en las familias, en la sociedad en general se inculque el respeto por los demás y por sus derechos. Concienciar a la población, y sobre todo a los más pequeños, de que no se puede tratar así a la gente. 
Y por parte de los centros educativos lo mismo, y que hagan hincapié en las vigilancias en los patios. Que pongan más profesores por patio, que estén atentos a las señales y que no pasen nada por alto. Son docentes y su trabajo es enseñar, pero también trabajan con personas que se están formando que no han encontrado su camino, es importante que sepan decirles "esto se hace y esto no se hace". No es normal que le estén dando una paliza a un niño en tu escuela y tu estés mirando hacia otro lado, o que le digas "no lo vuelvas a hacer" y no le pongas un castigo.
Estamos hablando de menores que acaban hospitalizados o suicidándose, no se puede permitir eso. La culpa es de los alumnos y alumnas que  acosan, que llevan a la víctima ante esa situación, pero en el momento en que están acosándola hay adultos delante (padres, profesores,...), esas personas deben actuar ante una situación así, no silenciarla.

P: ¿Qué les dirías a las personas que estén pasando por esto?
R: Que lo digan. La culpa no es del acosado, es del que acosa, no hay que tener miedo. No tienen nada que perder, al contrario. Que busquen a una persona de confianza y se lo cuenten, porque se puede salir de eso, porque nadie se merece pasar por esa situación.  Y da igual lo que hagan los demás después, lo que piensen de ti, lo importante es salir de esa situación.

P: Bueno hasta aquí ha llegado la entrevista. Gracias por hablarnos de tu experiencia, sabemos que es un tema delicado.
R: No pasa nada. Lo que importante es que esto no se repita, que ningún menor pase por una situación así.